sábado, 25 de abril de 2015

MÓDULO 7.- LAS TÉCNICAS DE CREACIÓN EN PERFUMERÍA TEMA 6.- LOS ACORDES OLFATIVOS - primera parte -

TEMA 6.- ACORDES OLFATIVOS


21/04/2015

José Luis Vaquerín - Nez -

Los Acordes olfativos.

Como continuación de la investigación de los efectos olfatorios de las sustancias odoríferas homogéneas que encontramos con más frecuencia como componentes naturales de los aromas de flores, queremos ver ahora, como los distintos efectos provocados simultáneamente por los complejos de flores se influyen entre sí, como es percibido por nosotros el resultado de los distintos efectos que concurren entre ellos.

Dado que los efectos sensoriales son una consecuencia de las percepciones olfativas, vamos a investigar primero de qué modo pueden influirse entre sí los diversos aromas.

Las posibilidades que deben tomarse en consideración a este respecto consisten en el hecho de que los diversos aromas se refuercen o debiliten entre sí, formen armonías o disonancias y puedan mostrar contrastes o semejanzas.

Considerando más a fondo estas posibilidades, podemos renunciar a la consideración de las disonancias, dado que las mismas no se presentan en los complejos aromáticos naturales con los cuales habremos de ocuparnos en un principio, y tampoco hay que contar con su existencia en las composiciones técnicamente impecables, que son las únicas que entran en consideración en nuestras investigaciones.

Todo perfumista sabe por propia experiencia , que un reforzamiento efectivo de las percepciones olfativas por la conjunción de diversos aromas es posible; es decir, que en las cantidades o concentraciones constantes, la mezcla de 2 ó más sustancias odoríferas puede provocar unas percepciones más intensas que la suma - de todos modos, teórica - de las percepciones provocadas por las distintas sustancias odoríferas.

Si, por ejemplo, designamos la intensidad olfativa de una solución de vainillina pura en un disolvente de olor neutro “V”, y la de una solución de cumarina como “C”, una mezcla de estas 2 soluciones dará un olor, la intensidd del cual se corresponderá con un múltiplo de “V+C”.

Este fenómeno puede observarse más o menos claramente en diversas sustancias odoríferas o mezclas de las mismas, y no es, en modo alguno, una excepción - sino que debe considerarse más bien como una regla - . De todos modos, a esta regla sólo puede atribuírsele una validez general cuando en la mezcla de sustancias odoríferas químicamente homogéneas, una de ellas predomina con claridad por su concentración y olor, en tanto, que el otro componente - que no debe ser necesariamente homogéneo, actúa, en cierto modo como matizador.

De general conocimiento es el hecho, que debe considerase como una consecuencia de esta regla, de que las sustancias odoríferas homogéneas en estado químicamente puro presentan un olor más débil - a menudo, la diferencia es considerable - que si contienen pequeñas cantidades de otras sustancias odoríferas, por ejemplo en forma de impurificaciones técnicas.

Por el contrario, no es posible una verdadera debilitación de una percepción olfativa por la simultánea aparición de otra percepción.

Si designamos como “A” y “B” las percepciones olfativas provocadas por determinadas cantidades de algunas sustancias odoríferas, la percepción olfativa provocada por una mezcla de los 2 componentes no será nunca inferior a “A+B”.
Esta realidad es conocida de todo perfumista que en su práctica se haya encontrado alguna vez a la tarea de tener que enmascarar el olor propio de una sustancia básica.

Por lo general, en estos casos se le confía la tarea de “paralizar” en lo posible el olor propio - casi siempre desagradable- de una masa fundamental.

El profano que encarga esta tarea, cree que cualquier olor puede ser completamente eliminado con la adición de algún otro ( naturalmente, “opuesto” ) que haga inodpra la masa de olor desagradable.

Sin embargo, la verdadera eliminación del olor de un cuerpo cualquiera sólo es posible mediante operaciones químicas que transformen en otros cuerpos, ya sea el cuerpo mismo del perfume o las sustancias odoríferas adheridas al mismo (impurezas, productos de descomposiión, etc ) Sin embargo, dado que, por lo general, es preciso evitar una modificación de la naturaleza química del material básico, en este caso no entra en consideración una verdadera desodorización, puesto que las impurezas, etc rara vez se limitan a estar solas, sino que casi siempre afectan al material mismo, influyendo desfavorablemente su eficacia.

Por consiguiente, el perfumista se ve enfrentado casi siempre a la tarea de modificar o enmascarar un determinado olor propio mediante la adición de sustancias odoríferas químicamente neutras, lo cual va siempre unido a un reforzamiento del olor final de conjunto de la masa así tratada.

Cuando 2 o más percepciones olfativas de presentación simultánea, o la percepción homogénea de un olor provocado por varios componentes, es designada como agradable, se habla entonces de un ACORDE OLFATIVO.

Si este acorde provoca una percepción unilateral, tal como puede ser expresada por un grupo aislado de olores o por 2 grupos contínuos, entonces se denomina un ACORDE OLFATIVO ARMÓNICO, con lo cual queda sentado el caso de una ARMONÍA OLFATIVA.

Por consiguiente, una armonía puede originarse cuando los aromas que la integran pertenecen a un grupo común de olores, o sea, por ejemplo cuando son exclusivamente floridos, especiosos, balsámicos, dulces o amargos. También los grupos olfativos tienden a la formación de acordes armónicos, tal como se presentan, por ejemplo en los complejos balsámicos, grasos, verde - floridos, ácido - dulces, o resinoso - herbáceos.

Las armonías pueden conseguirse asímismo con la colaboración de aromas pertenecientes a varios grupos, cuando estos son unidos de manera apropiada a sustancias odoríferas “complementadoras” de grupos olfativos intermedios; es decir, cuando se crea en cierto modo, una transición sin solución de continuidad entre el olor de cada componente aislado y el siguiente.

Sin embargo, no sólo por las armonías, sino, también por CONTRASTES OLFATIVOS pueden provocarse percepciones agradables.

Cuando las percepciones provocadas por armonías olfativas resultan agradables, por el hecho de que determinadas unilateralidades o durezas adheridas particularmente a las sustancias odoríferas homogénos, (por ejemplo, los llamados aromas químicos ) se han hecho desaparecer, o , por lo menos, se han suavizado, o cuando los agradables aromas de componente aislados dan una elevada percepción placentera por su asociación, existe, siempre en las armonías olfativas, un cierto peligro de monotonía - particularmente. en una prolongada duración de la percepción - en el cual debilita las sensaciones agradables, llegando, incluso a hacerlas desagradables.

Las agradables percepciones originadas por los contrastes olfativos, consisten en una inhibición de la monotonía de los acordes olfativos, haciendo destacar, mediante determinados aromas opuestos, las agradables propiedades de uno un otro de sus componentes y, en ciertos, casos, también de los dos.

Por consiguiente, las semejanzas olfativas pueden servir exclusivamente para conseguir acordes armónicos, en la formación de los cuales rinden servicios muy valiosos, empleando varios cuerpos de olor parecido, en lugar de una sola sustancia odorífera, es más fácil de obtener de un lado, una asociación armónica con otras sustancias odoríferas y de otro, se disminuye considerablemente el peligro de una monotonía.


Vamos a estudiar ahora de qué tipo pueden ser los efectos que se provocan mediante la combinación de percepciones olfativas.

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