TEMA 6.- ACORDES OLFATIVOS
21/04/2015
José
Luis Vaquerín - Nez -
Los Acordes olfativos.
Como continuación de la
investigación de los efectos olfatorios de las sustancias odoríferas
homogéneas que encontramos con más frecuencia como componentes
naturales de los aromas de flores, queremos ver ahora, como los
distintos efectos provocados simultáneamente por los complejos de
flores se influyen entre sí, como es percibido por nosotros el
resultado de los distintos efectos que concurren entre ellos.
Dado que los efectos
sensoriales son una consecuencia de las percepciones olfativas, vamos
a investigar primero de qué modo pueden influirse entre sí los
diversos aromas.
Las posibilidades que
deben tomarse en consideración a este respecto consisten en el hecho
de que los diversos aromas se refuercen o debiliten entre sí, formen
armonías o disonancias y puedan mostrar contrastes o semejanzas.
Considerando más a
fondo estas posibilidades, podemos renunciar a la consideración de
las disonancias, dado que las mismas no se presentan en los complejos
aromáticos naturales con los cuales habremos de ocuparnos en un
principio, y tampoco hay que contar con su existencia en las
composiciones técnicamente impecables, que son las únicas que
entran en consideración en nuestras investigaciones.
Todo perfumista sabe por
propia experiencia , que un reforzamiento efectivo de las
percepciones olfativas por la conjunción de diversos aromas es
posible; es decir, que en las cantidades o concentraciones
constantes, la mezcla de 2 ó más sustancias odoríferas puede
provocar unas percepciones más intensas que la suma - de todos
modos, teórica - de las percepciones provocadas por las distintas
sustancias odoríferas.
Si, por ejemplo,
designamos la intensidad olfativa de una solución de vainillina pura
en un disolvente de olor neutro “V”, y la de una solución de
cumarina como “C”, una mezcla de estas 2 soluciones dará un
olor, la intensidd del cual se corresponderá con un múltiplo de
“V+C”.
Este fenómeno puede
observarse más o menos claramente en diversas sustancias odoríferas
o mezclas de las mismas, y no es, en modo alguno, una excepción -
sino que debe considerarse más bien como una regla - . De todos
modos, a esta regla sólo puede atribuírsele una validez general
cuando en la mezcla de sustancias odoríferas químicamente
homogéneas, una de ellas predomina con claridad por su
concentración y olor, en tanto, que el otro componente - que no debe
ser necesariamente homogéneo, actúa, en cierto modo como matizador.
De general conocimiento
es el hecho, que debe considerase como una consecuencia de esta
regla, de que las sustancias odoríferas homogéneas en estado
químicamente puro presentan un olor más débil - a menudo, la
diferencia es considerable - que si contienen pequeñas cantidades de
otras sustancias odoríferas, por ejemplo en forma de
impurificaciones técnicas.
Por el contrario, no es
posible una verdadera debilitación de una percepción olfativa por
la simultánea aparición de otra percepción.
Si designamos como “A”
y “B” las percepciones olfativas provocadas por determinadas
cantidades de algunas sustancias odoríferas, la percepción olfativa
provocada por una mezcla de los 2 componentes no será nunca inferior
a “A+B”.
Esta realidad es
conocida de todo perfumista que en su práctica se haya encontrado
alguna vez a la tarea de tener que enmascarar el olor propio de una
sustancia básica.
Por lo general, en estos
casos se le confía la tarea de “paralizar” en lo posible el olor
propio - casi siempre desagradable- de una masa fundamental.
El profano que encarga
esta tarea, cree que cualquier olor puede ser completamente eliminado
con la adición de algún otro ( naturalmente, “opuesto” ) que
haga inodpra la masa de olor desagradable.
Sin embargo, la
verdadera eliminación del olor de un cuerpo cualquiera sólo es
posible mediante operaciones químicas que transformen en otros
cuerpos, ya sea el cuerpo mismo del perfume o las sustancias
odoríferas adheridas al mismo (impurezas, productos de
descomposiión, etc ) Sin embargo, dado que, por lo general, es
preciso evitar una modificación de la naturaleza química del
material básico, en este caso no entra en consideración una
verdadera desodorización, puesto que las impurezas, etc rara vez se
limitan a estar solas, sino que casi siempre afectan al material
mismo, influyendo desfavorablemente su eficacia.
Por consiguiente, el
perfumista se ve enfrentado casi siempre a la tarea de modificar o
enmascarar un determinado olor propio mediante la adición de
sustancias odoríferas químicamente neutras, lo cual va siempre
unido a un reforzamiento del olor final de conjunto de la masa así
tratada.
Cuando 2 o más
percepciones olfativas de presentación simultánea, o la percepción
homogénea de un olor provocado por varios componentes, es designada
como agradable, se habla entonces de un ACORDE OLFATIVO.
Si este acorde provoca
una percepción unilateral, tal como puede ser expresada por un grupo
aislado de olores o por 2 grupos contínuos, entonces se denomina un
ACORDE OLFATIVO ARMÓNICO, con lo cual queda sentado el caso de una
ARMONÍA OLFATIVA.
Por consiguiente, una
armonía puede originarse cuando los aromas que la integran
pertenecen a un grupo común de olores, o sea, por ejemplo cuando son
exclusivamente floridos, especiosos, balsámicos, dulces o amargos.
También los grupos olfativos tienden a la formación de acordes
armónicos, tal como se presentan, por ejemplo en los complejos
balsámicos, grasos, verde - floridos, ácido - dulces, o resinoso -
herbáceos.
Las armonías pueden
conseguirse asímismo con la colaboración de aromas pertenecientes a
varios grupos, cuando estos son unidos de manera apropiada a
sustancias odoríferas “complementadoras” de grupos olfativos
intermedios; es decir, cuando se crea en cierto modo, una transición
sin solución de continuidad entre el olor de cada componente aislado
y el siguiente.
Sin embargo, no sólo
por las armonías, sino, también por CONTRASTES OLFATIVOS pueden
provocarse percepciones agradables.
Cuando las percepciones
provocadas por armonías olfativas resultan agradables, por el hecho
de que determinadas unilateralidades o durezas adheridas
particularmente a las sustancias odoríferas homogénos, (por
ejemplo, los llamados aromas químicos ) se han hecho desaparecer, o
, por lo menos, se han suavizado, o cuando los agradables aromas de
componente aislados dan una elevada percepción placentera por su
asociación, existe, siempre en las armonías olfativas, un cierto
peligro de monotonía - particularmente. en una prolongada duración
de la percepción - en el cual debilita las sensaciones agradables,
llegando, incluso a hacerlas desagradables.
Las agradables
percepciones originadas por los contrastes olfativos, consisten en
una inhibición de la monotonía de los acordes olfativos, haciendo
destacar, mediante determinados aromas opuestos, las agradables
propiedades de uno un otro de sus componentes y, en ciertos, casos,
también de los dos.
Por consiguiente, las
semejanzas olfativas pueden servir exclusivamente para conseguir
acordes armónicos, en la formación de los cuales rinden servicios
muy valiosos, empleando varios cuerpos de olor parecido, en lugar de
una sola sustancia odorífera, es más fácil de obtener de un lado,
una asociación armónica con otras sustancias odoríferas y de otro,
se disminuye considerablemente el peligro de una monotonía.
Vamos a estudiar ahora
de qué tipo pueden ser los efectos que se provocan mediante la
combinación de percepciones olfativas.
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