SUSTANCIAS
ODORÍFERAS ERÓGENAS DE ORIGEN ANIMAL -
EAU DE CHOT@ -
26/03/2015
Eau de Chot@ -
Los buenos olores que
la Naturaleza ofrece al hombre y que éste ha uitlizado ya desde
antigüo, son en gran parte de origen vegetal. Entre los pocos
productos animales empleados como sustancias aromáticas se
encuentran el ámbar, el almizcle y el civeto entre las drogas más
antiguas utilizadas, por el hombre civilizado, en tanto que el
castóreo no fue conocido hasta la Edad Media.
El ámbas de suave aroma
- el nombre deriva de la denominación árabe ámbar - era utilziado
ya en la antigüedad como incienso y para el perfumado de pomadas
cosméticas, pero en mayor proporción para fines terapéuticos, y
era especialmente apreciado en la Edad Media como supuesta protección
contra la peste.
Como componente de
perfume erógeno está muy indicado el ámbar gris, que en la
antigüedad era utilizado exclusivamente en forma de infusiones largo
tiempo almacenadas.
Su delicado aroma, algo
balsámico, es erógeno por su semejanza con el olor de la región de
la cabeza y el pubis, pero no resulta desagradable en ninguna
concentración, puesto que no tiene ninguna semejanza con los olores
de las excreciones. Dado que el discreto olor del ámbar se adapta
perfectamente a todos los complejos que con él se combinan, su
aroma no evoca ninguna imagen consciente especial, de modo que su
dosificiación puede ser prácticamente ilimitada.
Su elevado precio es lo
único que se opone a un empleo más amplio de este afrodisíaco
aromático casi ideal.
El almizcle es, quizá,
desde la Antigüedad, la droga más estimada en el círculo de la
civilización euroasiática.
La palabra vieja
semítica “bascham”, que significa buen olor fue empleada de una
parte como designación de un agradable olor de resina, hasta llegar
como bálsamo a las lenguas europeas a través del griego balsamon y
del latín balsamum.
De otra parte, la misma
palabra semítica designaba una droga animal procedente de Asia,
llamada en latín vulgar bisamum y en el alto alemán bisam (o). La
misma droga llevaba la antigua denominación muskas (testículo), que
luego derivó al alemán moskus (almizcle) (francés: musk) a través
de la palabra persa musk, las palabras bisam y moschus, con todas las
expresiones formadas con ellas, se emplean en el mismo sentido.
Estas conclusiones
etimológicas demuestran que las indicaciones que con tanta
frecuencia se hallan en la literatura sobre el empleo del almizcle en
la antigüedad y en la edad media deben referirse, con total
seguridad, al almizcle animal ya que con el nombre empleado en dichas
épocas se designaban tanto las drogas aromáticas animales como las
vegetales, probablemente a menudo olores agradables intensos en
general. De este modo, los núcleos de semilla de miristica fragans
recibieron el nombre de muskat derivado de las palabras latinas
muscatum (aroma de almizcle ) (antiguo francés muscate ) aún cuando
el penetrante olor de esta fruta, utilizado sobre todo como especie,
sólo tiene en común con el almizcle animal su penetrante
intensidad.
No hay que imaginarse
que los antiguos pueblos civilizados hayan utilizado el almizcle
animal, propiamente dicho, como perfume, sino que puede muy bien
aceptarse que esta valiosa droga, extraordinariamente fuerte y de
olor marcadamente animal, sólo era utilizada, lo mismo que entre
nosotros, como adición a otras sustancias odoríferas, en el
incienso y en el perfumado de pomadas, cosméticos y otros artículos
de belleza. En la edad media, el alimizcle - lo mismo que el ámbar -
era conocido como afrodisiaco y era tomado como stimulatis por vía
interna (per os).
Por tanto, se conocía
la acción erótica de la droga. Lo único que se desconocía era,
que este efecto debe atribuirse exclusivamente al olor, pues la
reacción fisiológica del almizcle asimilado por el cuerpo no ha
sido demostrado científicamente, ni tampoco ha sido empleada para
una determinada acción específica.
Nosotros empleamos el
almizcle exclusivamente como sustancia odorífera, en forma de
infusiones, las cuales, para llevar el aroma a su desarrollo completo
se mantienen débilmente alcalinas. Esto se consigue de manera
adecuada mediante pequeñas adiciones de soluciones sódicas,
potásicas o amoniacales.
En la dosificación de
las infusiones de almizcle en perfumes, es tan necesario la cautela
como en el empleo del ámbar, el componente básico (amoniacal)
contenido en el olor del almizcle no debe ser percibido
conscientemente, dado que si su percepción va asociada a recuerdos
olorosos de albúminas en descomposición, puede provocar imágenes
de excreciones del cuerpo ( por via urogenita ) y entonces resulta
desagradable.
De otra parte, este
componente de “olor pútrido”, en tanto que su percepción se
mantenga en el subconsciente, es marcada e intensamente erógeno y da
una gran superioridad a las infusiones preparadas de almizcle animal
sobre las soluciones de lactona de almizcle homogénea, aislada o
sintética (Ambrettolid, Exaltolid )
Por consiguiente, estas
lactonas de almizcle - debido a la falta de los componentes
aromáticos básicos - tienen un efecto menos intenso en su acción
erótica. Por tanto, pueden ser utilizadas en dosis superiores y más
universalmente que la infusión de drogas, dado que sólo son
erógenas - como el ámbar - por su semejanza con el olor del cabello
y, por tanto, incluso cuando su percepción es consciente, no
resulta nunca desagradable por la evocación de excreciones.
En perf umería, es
necesaria la mayor cautela en la manipulación del civeto. El olor
sumamente repugnante de esta droga, que recuerda el de la orina de
los gatos y asímismo el de las heces, debe su papel, aún en la
moderna perfumería y a pesar de los peligros que trae consigo un
pequeño exceso del mismo, además de su acción erótica, sobre todo
a una extraordinaria capacidad de fijación, así como a un notable
efecto endulzante en su olor yquizá no en último término a su
reducido precio, teniendo en cuenta su gran rendimiento.
El secreto del civeto,
parecido a una pomada, que deriva su nombre de la palabra árabe
zabad (espuma, crema ) fue utilzado en la Edad Media sobre todo para
el perfumado de determinados y finos artículos de piel (guantes, etc
)
En algunos países
orientales, aún hoy es apreciada dicha droga como afrodisíaco, para
la finalidad de la cual existe la misma justificación que en el
almizcle.
En los perfumes modernos
se utilizan las infusiones de civeto - casi siempre junto con el
almizcle y, eventualmente también con el ámbar, cuando se pretende
conseguir un efecto que sea dulce o sofocante -
Sin embargo, si se
quiere evitar ese olor dulce o sofocante y se quiere más bien
conseguir una nota áspera, como sucede en muchos tipos modernos de
perfumes, entonces está particularmente indicado para tales fines el
uso del castóreo.
De la misma manera que
el almizcle y el civeto, también el castóreo posee el componente
olfatorio, predominante sólo en el ámbar que recuerda el aroma de
la región de la cabeza y del pubis del cuerpo humano. Sin embargo,
en tanto que el almizcle esta nota olorosa está acompañada de un
componente amoniacal y en el civeto se pone de manifiesto un olor
úrico (orina de gato ) y fecal el castóreo muestra un notable matiz
fenólico, que debe atribuirse en primer lugar al para etil fenol, la
presencia de esta droga ha sido demostrada químicamente.
Empleando expresiones
químicas, podría denominarse el olor del ámbar también como
“neutro”, el del almizcle y civeto como “básico” y el del
castóreo como “ácido”.
De las 4 drogas animales
empleadas más a menudo en el mundo de la perfumería, el castóreo
es la única que se usa hoy en día en la medicina no como stimulans
afrodisíaco, sino precisamente, por su efecto contrario, como
producto tranquilizante y antiespasmódico.
Ejemplar de Chotus Silvestris
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.