miércoles, 1 de abril de 2015

MÓDULO 7.- TÉCNICAS DE CREACIÓN DE PERFUMERÍA - TEMA 1.- LOS OLORES CORPORALES

EL OLOR CORPORAL - EAU DE CHOT@ - INTENSE

25/03/2015

José Luis Vaquerín - Nez -

Eau de Chot@ - Intense -


En primer lugar, que el olor del cuerpo del hombre debe considerarse como un atributo sexual secundario, puede probarlo una afirmación no hecha quizá en esta forma, y de la exactitud de la cual no puede dudarse después de lo que vamos a exponer a continuación:

1.- sólo al iniciarse la pubertad se desarrolla en el hombre el olor corporal para el individuo maduro sexualmente. Los lugares de formación del mismo, aparte de los aparatos urogenitales en la mujer, son las glándulas sebáceas.

En un estudio sobre hormonas. Se califican las hormonas como sustancias olfatorias erógenas formadas e irradiadas por el cuerpo humano maduro sexualmente y se justifica esta caracterización con el hecho de que estas sustancias odoríferas son como sustancias mensajeras y provocan importantes estímulos excitantes. La limitación de que el efecto natural de las hormonas se debe limitar al organismo que las ha producido se rechaza con los siguientes argumentos:

1.- En tanto que hasta ahora sólo eran observadas aquellas hormonas - que no son otra cosa que productos del metabolismo - que despliegan su acción en el organismo mismo, junto a estas endohormonas (es decir, internas ) juegan también un importante papel las ectohormonas (las externas ). Éstas no sólo son utilizadas y consumidas en el propio organismo, sino también son cedidas hacia afuera, y ejercen sobre otro seres vivos un influjo útil para el individuo productor de hormonas o para la misma especie.

2.- Además de la cabellera, las partes pilosas de la zona axilar y de la pelvis, desarrolladas en el curso de la pubertad, asi como la barba varonil, no sólo ejercen un efecto mecánico protector contra el frío y las radiaciones, sino que también sirven como dispositivos de expansión de olores al favorecer la evaporación de las secrecciones cutáneas.

Gracias a la irradiación de las sustancias olorosas facilitada de esta manera, el revestimiento piloso humano, en particular, la parte del mismo que corresponde a su madurez sexual, está simultáneamente al servicio de las funciones sexuales.

Algunos autores han llamado la atención sobre este hecho y sobre análogos fenómenos en el mundo animal, calificados como espolvoreadores de olores y las relaciones de los cuales con respecto a la propagación de olores sexuales esta fuera de toda duda.

Basándose en investigaciones algunos científicos recuerdan el hecho “generalmente conocido”, de que las partes del cuerpo humano recubiertas de pelos tienen un material de evaporación más intenso que las desprovistas de ellos y que estos olores son excitantes. Asímismo, es un hecho comprobado que los individuos de pelo abundante huelen mucho más intensamente que los menos pilosos y que muchas veces provocan un efecto erótico mayor. Aquí debemos recordar la imagen de los “machoman”.

También se ha demostrado que las partes densamente cubiertas de pelo del cuerpo humano irradian un olor más fuerte que la piel que está cubierta por escaso pelo. Las causas de este fenómeno se encuentran en el número de glándulas sebáceas, que son proporcionales al número de pelos, como lugares de formación de sustancias odoríferas y en la función de los cabellos como pulverizadores de olor.

3.- En las intermitentes alteraciones del organismo sexual femenino (menstruación) el olor corporal erógeno es dominado por un olor a trimetilamina. También son conocidos los olores que acompañan a numerosas infecciones, estados catarrales o supuraciones más o menos intensos que se interpretan como una señal de aviso, que indica que debe darse reposo y descanso al organismo sexual afectado por la enfermedad del cuerpo.
Por consiguiente, una pasajera exclusión de las funciones sexuales normales irá acompañada de una alteración simultánea que obrará a modo de un empeoramiento del olor del cuerpo.

4.- Las funciones sexuales femeninas, interrumpidas en el climaterio se exteriorizan en el sentido de un empeoramiento del olor corporal, las irradiaciones del cual ceden considerablemente por la simultánea clarificación del vello pubiano y axial.

Algunos científicos hablan de la casi desaparición del olor corporal típico de la mujer sexualmente madura en los años crítcos para dar lugar a un olor de “matrona” apenas perceptible.

Nota del profe.- evidentemente, no compartimos lo que está escrito por el profesor Jellinek en 1948.

5.- La presencia de un olor racial específico, es decir la diferenciación del olor corporal de las raas humanas fue comprobado mediante experimentos.

El hecho de que las diferencias de olor de los sexos sean mayores que las de las razas es confirmado por varios autores mediante la anécdota que durante un viaje por los mares del sur la compañera de un naturalista fue identificada como mujer por los nativos aún yendo vestida de hombre.

Lo mismo que todo signo sexual, también el olor del cuerpo es erógeno, no es necesario aclarar como condición previa de que por este nombre se entiende sólo el olor del cuerpo humano desnudo, sano y limpio. Es decir actúa de modo excitante y erótico sobre el impulso sexual.

Este hecho no tan sólo era y es comúnmente conocido, sino que era utilizado también consicentemente y sigue siéndolo todavía, entre los pueblos e individuos primitivos.

El empleo del olor del sudor como afrodisíaco forma parte integrante de la más antigua literatura escrita en todos los idiomas. Prendas de vestir empapadas de sudor eran llevadas ocultamente como medio de encantamiento amoroso al campo sensorial del deseado compañero sexual, o bien jugaban un importante papel en la preparación de elixires amorosos ( filtros ). De manera semejante se utilizaba también el olor natural del cabello.

Pero el intelecto velado por el impulso sexual ( Shopenhauer ) del hombre no se limita sólo al uso y goce de las sustancias aromáticas de la piel y del cabello.

Sería erróneo suponer que las personas sexualmente sensibles al olor de la orina o de las heces, tengan que mostrar necesariamente defectos espirituales. La escatología, es decir, el papel casi siempre marcadamente sexual de los productos finales del metabolismo humano y de los procesos a ello relacionados en las costumbres, la superstición y la literatura de los pueblos, aporta la prueba de que la coprolagnia, es decir, la actividad sensual que asocia los procesos y productos de las excreciones humanas en la libido sexualis y aspira a un goce sexual de ello, se encuentran en todos los tiempos y entre todos los pueblos.”

Bibliógrafos franceses publicaron conclusiones acerca de la importancia que juega el olor de las excreciones en la excitación de los deseos sexuales.

Con lo aquí expuesto, debería estar suficientemente demostrado que el olor del cuerpo humano puede ser considerado como un atributo sexual secundario.

Por consiguiente, con esto queda demostrado también que el sentido del olfato juega un papel muy importante al servicio del impulso de la reproducción, puesto que el olor del cuerpo humano excita el instinto sexual, provocando con ello – hablando en términos generales- una sensación voluptuosa en el individuo.

Pero , como sea que al principio de nuestra exposición hemos podido comprobar que los olores voluptuosos son percibidos como olores agradables, también el olor del cuerpo humano debe ser incluido entre éstos.

Nota.- voluptuoso: que causa un gran placer o deseo sensual.

Por experiencia, sabemos que el olor del cuerpo, de por si, es decir, cuando su percepción no está asociada conscientemente o inconscientemente como representaciones sexuales, no puede considerarse como un típco olor agradable, lo cual es fácilmente comprensible también, dada su composición química.

El olor de las regiones del cuerpo expresamente cubiertas de pelos es determinado por las sustancias odoríferas, existe una clasificación basada en los ácidos grasos saturados con 4 – 9 átomos de carbono ( símbolo químico= C ) o sea:
  • Ácido butírico olor a queso 4 átomos de C
  • Ácido valeriánico olor a grasa rancia 5 átomos de C
  • Ácido capróico olor a sudor 6 átomos de C
  • Ácido Heptínico olor a huesos descompuestos 7 átomos de C
  • Ácido Caprílico olor a mirtilo 8 átomos de C
  • Ácido nonílico etc 9 átomos de C
Estos componentes del olor del cuerpo humano nos son conocidos ya sea aisladamente, combinados entre sí o con otras sustancias odoríferas y también como olores producidos por la descomposición de alimentos, y como tales actúan exclusivamente de modo desagradable.

Por lo general, estas sustancias odoríferas, sobre todo cuando parten de manjares descompuestos, aparecen en una concentración mayor en relación con el olor del cuerpo, por lo cual cuando se presentan en esta forma acostumbramos a rechazarlos. Si embargo, si las mismas sustancias odoríferas se ponen de manifiesto en una forma correspondientemente diluida, nuestra actitud ante ellas, es decir, el que las percibamos de modo agradable o desagradable, depende exclusivamente de si en nuestra imaginación las asociamos con alimentos en descomposición o con el olor del cuerpo, o sea con imágenes sexuales.

Las imágenes asociadas a los olores

Este fenómeno, producido por la percepción de un olor, no está dado a priori, sino que está determinado por las imágenes que van unidas a la impresión olfatoria, no se encuentra sólo - como pudiera parecer en un estudio superficial - en determinadas sustancias odoríferas, sino prácticamente en general.

De todos modos, no puede negarse que determinados olores provocan, en la mayoría de los casos y en la mayoría de las personas, unas sensaciones agradables, mientras que a otras, por el contrario, le son desagradables, ya que - como ya se dijo - están determinadas por unas imágenes a ellos asociadas. A partir de lo expuesto, no se puede sentar una afirmación sobre qué olores o sustancias odoríferas son absolutamente agradables y cuales son desagradables, aun cuando siempre solemos admitir esa diferenciación.

Para la mayor comprensión de estos hechos, tan importantes para el perfumista citamos algunos ejemplos ilustrativos.

El olor del aldehído decílico, en su máxima concentración, en la cual recuerda el sudor en descomposición o la grasa rancia, es marcadamente desagradable. En cambio, en fuerte dilución - en esta forma lo encontramos en la piel de las naranjas - nos recuerda a éstas y por consiguiente, es percibido de forma agradable.

Fenómenos semejantes a éste, es decir, que un olor resulte desagradable de forma concentrada, pero que en fuerte dilución provoque una sensación placentera merced a la imagen que lo asocia con una flor o un fruto, no son desconocidos para el perfumista. Por ejemplo, los encontramos también en otros aldehídos grasos, en los ésteres metílicos y los ácidos antranílico y metil antranílico, en el indol, dimetilhidroquinona y derivados del p- cresilo.

Un fenómeno que debería ser conocido por la mayoría de los químicos, es que los débiles olores halógenos no les resultaban desagradables en un principio, pero, al tener que tratarlos contínuamente en un trabajo con vapores de halógenos más concentrados, con la subsiguiente irritación que ejerce sobre los órganos respiratorios, los mismos olores eran rechazados, desde entonces, como marcadamente desagradables.

Casi todos los médicos conocen pacientes que, en un principio, no tenían por desagradables las emanaciones del éter, del cloroformo o del ozono, pero que más tarde acabaron rechazándo estos olores después de una narcosis o de una larga cura de heridas dolorosas o repugnantes con rayos UV ( ultravioleta ) (tiene olor a ozono ).

También son frecuentes los casos en los cuales algunas mujeres rechazan rotundamente el olor de un perfume o de un jabón que ellas mismas han utilizado durante un embarazo acompañado de vivas náuseas.

Asimismo pueden citarse gran número de ejemplos que demuestran que las percepciones agradables y desagradables provocadas por olores deben atribuirse a imágenes que - casi siempre en nuestro subsconsciente - son asociadas con los olores.

Por tanto, si el perfumista obtiene efectos específicos mediante la composición de determinadas cantidades de ciertas sustancias odoríferas, debe reconocer que estos efectos, se hacen en imágenes, que son el resultado de recuerdos parciales aislados, despertados por algunos de los componentes de su perfume.
Tales imágenes parciales elementales pueden ser provocadas por sustancias odoríferas aisladas, o por los llamados complejos de sustancias odoríferas u olfatorias, lo cual es mucho más frecuente y trae consigo unas imágenes más claras.

Así, por ejemplo, el olor del hidroxicitronelal provocará una vaga imagen de flores, en tanto que los olores complejos a saúco, muguete, ciclamen, etc pueden provocar una imagen mucho más clara que las distintas flores que componen dichos perfumes.

Las imágenes parciales elementales provocadas por el olor de una composición son siempre individuales, es decir, distintas en cada persona, tanto por lo que respecta a su índole como también a su número.

Así, por ejemplo, el aroma de una esencia artificial de violeta ( en la adecuada dilución ) provocará para un profano 2 imágenes parciales: - una, de violetas en flor y la otra, de hojas de violeta verde y jugosas- Por consiguiente, la imagen de conjunto que se deduce de ello será la de un ramo de violetas compuesto de flores y hojas.

Al oler la misma composición otra persona, se representará en su imaginación la planta en flor en el bosque. Esta imagen puede formarse por las asociaciones de imágenes parciales elementales de flores de violetas, hojas verde húmedas y madera ( tallos de arbustos, troncos de los árboles ).

Muy distintas serán las imágenes elementales que percibirán el especialista y el perfumista cuando acerquen la misma esencia de violetas a su nariz analizadora.

El especialista identificará por el olor los distintos componentes de las composiciones responsables de estas imágenes elementales, como por ejemplo la ionona, heptina, carbonato de metilo, esencia de iris, metilionona, es decir, comparará las imágenes evocadas en él durante la olfacción de los distintos componentes, con sus recuerdos de las correspondientes sustancias odoríferas hasta que crea poder identificar sus propias percepciones olfatorias con las imágenes que se reflejan en su memoria.


La finalidad del perfume

Es evidente que no es el objeto de la perfumería, y sólo en algunos casos excepcionales el de algunos perfumistas, el seguir la divisa “ l´art pour l´art” en el sentido de perfección. De la misma manera, la moderna perfumería no ve en su máxima y última tarea en una imitación de la naturaleza.

El que una dama - ya que se trata principalmente de un círculo femenino de consumidoras 

-nota del tutor.- recordamos que no hacemos nuestras las opiniones del autor original del texto

al utilizar un perfume no se deja llevar por el propósito de irrradiar un aroma lo más parecido posible al de una violeta o una rosa, sino que su objeto es más bien, gracias al aroma que la acompaña como una parte de su maquillaje, ejercer un efecto lo más agradable y excitante posible sobre lo que la rodea, dicho de una forma más clara, sobre el otro sexo, y esto no es necesario ni demostrarlo.

Conscientemente o inconscientemente, la mujer que se perfuma obra en el sentido del instinto sexual, utiliza el perfume como un medio para la conquista amorosa, es decir, como afrodisíaco.

Si el perfume debe cumplir esta finalidad, su olor, debe despertar, también representaciones eróticas.

Esto se consigue generalmente mediante el empleo de sustancias odoríferas cuyo olor recuerde el de nuestro cuerpo, o el de sus excreciones ya sea por haber sido producidas dichas sustancias odoríferas por nuestro cuerpo, por ser procedentes de descomposición de dichas excreciones o simplemente por parecérsele el olor.

Partiendo de experiencias metódicas se ha comparado el hecho de que el efecto de dichas sustancias de “olor animal” correspondía a su intensidad olfativa o a su proporción cuantitativa en la composición, en tanto que el componente de olor animal, al oler el perfume, podía provocar una representación o imagen parcial consciente.

Siempre que éste era el caso, es decir, tan pronto la persona que llevaba a cabo la prueba olfatoria, percibía conscientemente la presencia de un componente de olor “animal”, este olor era juzgado como perturbador y rechazado como desagradable.

De estas observaciones pueden deducirse las siguiente conclusiones de suma importancia para el perfumista:

1.- Los componentes de un perfume de olor animal sólo ejercen una acción erótica cuando las imágenes o recuerdos directamente evocados por ellos del olor del cuerpo humano o de sus excreciones permanecen en el subconsciente.

2.- Si se hace consciente un tal recuerdo al oler un perfume, éste no actúe en forma erótica, sino que es rechazado como olor desagradable.

3.- Dado que el objeto final de un perfume, o sea su acción erótica, está en relación directa con la intensidad del olor de los componentes de olor animal que el mismo contiene, el maximum de acción erótica será alcanzado, cuando a pesar de la presencia de un componente lo más fuertemente erógeno posible, su olor animal no sea percibido como tal.

4.- Por consiguiente, una de las principales tareas de la técnica de la composición en perfumería consiste en el empleo de efectos lo más fuertemente animales posibles (erógenos) aunque deben ser enmascarados olfatoriamente mediante otros componentes, es decir, formarlos con complejos que no dejen surgir la presencia de imágenes parciales elementales de olores del cuerpo humano o de sus excreciones.

De lo anteriormente expuesto, se deduce que todo perfume completo, según nuestros conceptos, debe contener componentes de acción erótica que están caracterizados por su olor animal.

Hay que observar que cuando hablamos de “perfumes” nos referimos, sobre todo a extractos y aguas de tocador destinados al uso exclusivamente de mujeres ( sic!!), en las composiciones para el perfumista de preparados cosméticos, jabones y artículos de tocador para caballero son válidas unas normas distintas de estas reglas expuestas. De ella, se hablará en otro lugar. Mediante la investigación crítica de los buenos olores naturales y la observación de su efecto psíquico, sólo intentaremos encontrar ejemplos para los complejos aromáticos erógenos, para que el perfumista pueda utilizarlos como modelos en sus trabajos de composición.


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