lunes, 16 de marzo de 2015

PRÁCTICA Nº 1.- LA PERCEPCIÓN OLFATIVA

Alumno:


a.- objetivo de la práctica: valoración de la sensibilidad de la persona a la percepción olfativa.
b.- desarrollo de la práctica: localice dentro de su entorno físico (jardines, parques, supermercados, casa) 10 emisores de olores naturales y clasifíquelos conforme a los siguientes parámetros:

1.- ambientes internos (casa, cuarto de baño, cocina, habitación....)


1.- Descripción del emisor de olor/localización/

2.- características del olor emitido

3.- identificación del mensaje 

4.- intensidad del olor

5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable,....)


2.- ambientes externos (jardines, mar, naturaleza, ciudad)
1.- Descripción del emisor de olor/localización/

2.- características del olor emitido

3.- identificación del mensaje 

4.- intensidad del olor

5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable,....)

3.- personas

1.- Descripción del emisor de olor/localización/

2.- características del olor emitido

3.- identificación del mensaje 

4.- intensidad del olor

5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable,....)

4.- zonas del cuerpo

1.- Descripción del emisor de olor/localización/

2.- características del olor emitido

3.- identificación del mensaje 

4.- intensidad del olor

5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable,....)

5.- comidas

1.- Descripción del emisor de olor/localización/

2.- características del olor emitido

3.- identificación del mensaje 

4.- intensidad del olor

5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable,....)

6.- peligros

1.- Descripción del emisor de olor/localización/

2.- características del olor emitido

3.- identificación del mensaje 

4.- intensidad del olor

5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable, .... )

7.- avisos / alarmas

1.- Descripción del emisor de olor/localización/

2.- características del olor emitido

3.- identificación del mensaje 

4.- intensidad del olor

5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable, .... )

8.- relaciones sociales

1.- Descripción del emisor de olor/localización/

2.- características del olor emitido

3.- identificación del mensaje 

4.- intensidad del olor

5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable, .... )

9.- relaciones personales

1.- Descripción del emisor de olor/localización/

2.- características del olor emitido

3.- identificación del mensaje 

4.- intensidad del olor

5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable, .... )

10.- libre elección

1.- Descripción del emisor de olor/localización/

2.- características del olor emitido

3.- identificación del mensaje 

4.- intensidad del olor

5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable, .... )





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MÓDULO 1.- LA PERCEPCIÓN OLFATIVA TEMA 13 EL ORIGEN SEXUALIDAD 2ª P

EL ORIGEN DE LA ATRACCIÓN SEXUAL HUMANA
- 2ª parte -
11/03/2015
José Luis Vaquerín - Nez -

continuación.........

Parece ser que en algún momento de nuestro pasado las hembras seleccionaron a aquellos machos de estas características físicas porque percibían en éstas el estado de salud y el grado de fuerza necesario para garantizar en la progenie la transmisión de genes de individuos sanos, con metabolismos resistentes a las enfermedades y con las garantías de poder asegurar la protección necesaria a las crias.

Esto permite entender la atracción de las mujeres por la zona glúteo - femoral de los hombres. Las nalgas no deben estar muy desarrolladas ni muy escuetas y la proporción tiene que venir dada por el desarrollo muscular de los glúteos. Esta preferencia se basa en que la nalga guarda estrecha relación con el desarrollo muscular de la pierna, e incluso con el tronco superior. Existe una relación en las proporciones de los gúteos masculinos y éstos guardan proporción con las dimensiones de la cintura, es decir que la nalga que resulta atractiva a la mujer se acompaña de una cadera escasa y de dimensiones próximas a las de la cintura (0,9)

En ambos sexos se da también cierta predilección por determinados rasgos y proporciones faciales (grado de simetría ) ya que un mayor grado de simetría representa estabilidad en el desarrollo, y por consiguiente, de buena salud. Paradójicamente, los machos más simétricos iniciaban su vida sexual antes, además de tener un mayor número de relaciones.

Dentro de los rasgos faciales, los caracteres considerados como bellos en el varón resultan poco atractivos en las mujeres y al revés. Las mujeres valoran un desarrollo prominente del hueso de la frente y de la mandíbula. En las mujeres, se prefiere un rostro más oval y redondeado con rasgos neoténicos, es decir juveniles (ojos grandes, narices pequeñas y labios prominentes). No existe en ninguna cultura humana una relación positiva entre la edad y belleza, es decir la belleza disminuye al aumentar la edad. El declive de los hombres empieza a los 50 años y el de la mujer a los 35.

Por tanto, el hombre experimenta una atracción por los rasgos faciales de la mujer en 2 fases:
  • rostros simétricos como indicadores de buena salud
  • rostros con detereminados rasgos neoténicos ( juveniles ) es decir, asociados a fertilidad. La neotenia ( retención de rasgos juveniles ) es parte del atractivo facial como indicador de fecundidad.
Aparte de estos indicadores deben sumarse los determinados por factores culturales de cada sociedad y estos factores intervienen para mantener el proceso reproductor dentro de cada grupo étnico actual.

Para hablar de la universalidad de los criterios de belleza debemos viajar al pasado.

EVOLUCIÓN DE LOS PARÁMETROS DE BELLEZA

A lo largo de la historia, las culturas han esterotipado la belleza, juventud asociada a fuerza y virilidad. Las mujeres aparecen, a lo largo de la historia, con juventud y formas fijas . Todos estos cánones de belleza se pueden apreciar desde la cultura egipcia. Los griegos concebían que la juventud y el cuerpo desarrollado era el mayor logro. Podemos apreciar la delineación muscular. Las mujeres griegas seguían la pauta de senos y nalgas de cierto volumen y la relación 0,8, sin la aparición de grasas.

En Roma ocurría lo mismo, además de incorporar los rasgos secundarios como ojos y labios.

La cultura hindú muestra una exacerbada sensualidad con la proporción 0,7 - 0,8 y además una inclinación o contoneo.

En América interesan las mismas áreas corporales y a partir de estos testimonios históricos se ha comprobado que a:
  • la mujer le gusta el contorno fibroso del hombre
  • al hombre le gusta los pechos, nalgas, y genitales proporcionales.
En conclusión, nuestra sensualidad tuvo que aparecer en un pasado remoto en el que la fertilidad y fuerza se confabularon para marcar un proceso evolutivo que diferenciase a machos y hembras con el objeto de crear una estrategia reproductora basada en alianzas de carácter cooperativo.


EL ORIGEN DEL GÉNERO HUMANO

El estudio del ser humano se ha basado en el estudio de los distintos restos de huesos de homínidos - para establecer diagnosis y filogenias - y de los artefactos - para la definición de conjuntos culturales - pero nada de esto explica nuestro particular devenir evolutivo.

Para este objetivo deberíamos distinguir entre los homínidos y su contexto cronológico.

Todo parece indicar que el origen del hombre se ubica en África hace unos 6.000.000 de años. Tal como afirmó Darwin procedemos de la línea de los antropoides africanos - gorila y chimpancé - compartimos más del 99% de nuestra secuencia genética.

Los homínidos iniciales habría diferido de los chimpancés, principalmente, en su sistema locomotor bípedo y en las alteraciones morfológicas que esto conlleva. Adicionalmente, cambios climáticos favorecieron este cambio.

Existen numerosos restos fósiles y después se siguieron varias líneas contemporáneas que dieron lugar al género Homo, descubrimientos del mes de Febrero de 2015 por parte de arqueólogos han demostrado que el origen del género Homo data de hace 2.800.000 y se ubica en África.

Inicialmente, los primeros homínidos presentaban una capacidad craneal reducida y un dimorfismo sexual acentuado. Este dimorfismo sexual es un indicador indirecto de los modos de interacción social, en las especies que muestran en la actualidad este rasgo presentan un sistema social jerarquizado con cooperación en caso de defensa colectiva, cuidado materno de la progenie y en algunos casos, captura de presas.

Puede influir el hábitat en las sociedades jerarquizadas ya que en caso de entornos abiertos la jerarquía la tienen un grupo de machos. Los primeros homínidos encajaban en este sistema social, es decir, parecidos a los chimpancés en el que los grupos deambularía de un lugar a otro en un área territorial propia donde buscarían alimento y lo consumirían “in situ”.

Estos homínidos sólo se dieferenciarían de los primates en los métodos de locomoción y justificando su aparición por los cambios climáticos y de hábitat.

Pero hace 2, 5 millones de años surgen 2 acontecimientos aparentemente interrelacionados:
  • la aparición del género Homo
  • el surgimiento de registros arqueológicos más antiguos.
Nota.- esta fecha se ha modificado a 2,8 millones de años recientemente.

Este género Homo incorpora nuevos rasgos físicos destacando una mayor capacidad craneal que a su vez se relaciona con una mayor inteligencia y se destaca que han aparecido restos de otras especies extintas de homínidos que se caracterizaban por no comer carne. Con el Homo habilis se propiciaron la acumulación de restos, herramientas y huesos y este hecho fue clave para determinar la evolución humana. Aun existiendo distintas líneas y con características similares pero con pequeñas diferencias anatómicas.

Como decíamos, gracias a los restos arqueológicos podemos distinguir entre rasgos físicos y conductuales. Nos diferenciamos de los primates por la inteligencia, ligada a la capacidad de autoconciencia, con interacción social, el lenguaje, su locomoción.

La mayor consecuencia es que el macho y la hembra se asocian de manera permanente para sacar una progenie que requiere gran inversión energética. Esto requiere que la conducta subsistencial presente determinadas innovaciones:
  • se pospone el consumo de los alimentos hasta enclaves referenciales en los que se comparte y donde se generan acumulaciones de restos.
  • el uso de herramientas.
  • unos rasgos físicos caracterizados por una mayor capacidad craneal y una reducción de las proporciones mandibulares. Estos rasgos físicos tienen especial reflejo en los rasgos conductuales.
    a.- elaboración de herramientas que nos indican de forma indirecta la conducta subsistencial
    b.- concentración en determinados enclaves.
El proceso de hominización se concibe como el desarrollo de unas características físicas y conductuales con 3 hitos excepcionales:
  • la adquisición del bipedismo
  • el crecimiento encefálico
  • la elaboración de herramientas líticas.

Hoy en día se sabe que estos 3 aspectos no estan interrelacionados en un origen común.

La elección de los enclaves pudo deberse a la facilidad o no de adquisición de alimentos y agua.

Estos yacimientos nos muestran que la carne y otros productos de origen animal cobraron especial relevancia. Para esto, los homínidos tuvieron que deambular con asiduidad por áreas descubiertas. Las herramientas les facilitaron la desarticulación de los animales cazados además de discernir toda una cadena operativa. Las herramientas surgieron de forma simultánea para diversas funciones.

El aumento de inteligencia se asoció a una mayor capacidad de planificación, esto se manifiesta sobre todo, a la hora de elegir un lugar referencial.

Pero, adicionalmente, se modificó el comportamiento subsistencial consumiendo los alimentos en el lugar referencial lo que facvoreció las acumulaciones de huesos y piedras que conforman los yacimientos arqueológicos. La caza se transformó en una actitud cooperativa, al igual que el carroñeo. Todo esto favoreció la actividad en grupo, y esto generó “la expectativa de uso compartido de los recursos”.

A diferencia de otros animales cooperadores, en los homínidos se daba el caso de que algunos miembros no fueran autosuficientes por lo que se amplió el concepto de cooperación.

Esto nos indica que no todos los miembros del grupo participaban en las expediciones de caza, es decir una parte de los miembros cooperarían y otros no. Este grupo estaría formado por machos y hembras, las cuales permanecerían mayoritariamente en el lugar referencial. Aquí surge, de que la dieta mayoritariamente onmívora de los homínidos se tradujese en los vegetales, tarea que efectuaban mayoritariamente las madres con crías.

Esto nos permite valorar que los machos podrían dedicarse a la caza y las hembras a la adquisición de nutrientes vegetales , pero más allá de toda consideración adicional lo importante es el modelo cooperativo intracomunal, en el que la división de labores como estrategia evolutiva minimiza el gasto energético y maximiza su rendimiento. Esto no se debe confundir con los arcaicos modelos del hombre cazador y la mujer recolectora.

El posponer el consumo del alimento es un acto premeditado y responde a un incremento del grado de cooperación interna en la que existe una división interna de labores.

La aparación de yacimientos arqueológicos responde a una conducta solidaria donde se producía la ingesta de alimentos y el reparto de tareas.

Podríamos especular que un comportamiento de este tipo implica una modalidad de relación sexual - bien monogámica o poligámica - de carácter extenso o vitalicio.

Y lo verdaderamente interesante es preguntarse acerca de las razones que provocaron el comportamiento coopertativo y solidario más que el perfilar sus características subsistenciales y conductuales.

Queda claro que, si los individuos que no pueden satisfacer por sí mismos sus necesidades energéticas la continuidad de la especie corre riesgo de extinción. Las crias de homínidos nacen en completa indefensión y esto influyó inmediatamente en el comportamiento de las hembras, ya que una cria de humano necesita 10 - 12 años en completar la fase infantil y unos 18 - 20 en alcanzar la madurez a diferencia de los 4 - 5 años de los chimpancés en la etapa juvenil y los 11 - 12 en la adulta.

Este salto brusco de duración del desarrollo y crecimiento también se refleja en las diferencias de capacidad craneal 450 cm3 a 1.350 cm3. Esto tiene importantes repercusiones, si el neonato naciese con el mismo patrón que los chimpancés debería nacer con una capacidad de 700 cm3, pero en realidad nace con una capacidad de 380 cm3. Esto se debe a que el canal pélvico de nuestras hembras no puede acomodar un feto con un cráneo de mayores proporciones. Las crias tardan unos 21 meses en alcanzar los 700 cm3 y se duplica mientras que nosotros nacemos con unos 380 cm3 y casi los triplicamos en nuestra fase adulto.

Las dimensiones de la pelvis vienen impuestas por nuestro modo de locomoción bípedo y nuestras crias nacen indefensas, de ahí que nuestra inversión energética sea mayor, y que por ello, tanto los machos como las hembras cooperen en la misma provocando una redefinición de los lazos sociales.

El aumento del coste energético estaría condicionado no sólo por el estado de las crias sino también por las necesidades energéticas de un cerebro más desarrollado, un cerebro consume aprox. 20% de la energía obtenida de la alimentación, de ahí pudiera justificar que el Homo hubiera tenido que enriquecer su dieta con carne de manera regular. Se han hecho descubrimientos arqueológicos que demuestran de forma inequívoca el consumo de carne. Resultados indicaban alturas de 177 cm en hembras y unos 190 en machos hace unos 1,5 millones de años. Los individuos del Homo Erectus eran mucho más grandes y mostraban escasa diferencia de proporciones entre ambos sexos con unas capacidades craneales entre 900 - 1.000 cm3.

La cuestión es que si estos aspectos iban asociados a un proceso de prolongación de desarrollo de las crias, si analizamos un nacimiento de un Homo erectus con 380 cm3 al pasar a la edad adulta debiera tener unos 760cm3, pero la verdadera capacidad era de unos 1.000 cm3 lo que indica que sí se prolongó el desarrollo.

Otros estudios han determinado a través de la dentición, el peso y el crecimiento asociados con las dimensiones cerebrales, a través de la aparición de los molares se puede observar el desarrollo del cerebro lo que indicaría que los Homo erectus tendrían un desarrollo entre los chimpancés y los seres humanos actuales.

La ampliación del periodo de desarrollo tuvo como consecuencia inmediata que las crias nacieran más indefensas y supusieran un mayor coste energético por lo que se tuvo que alterar el comportamiento subsistencial y social, volviéndose más cooperativo. Este comportamiento más complejo requería de un cerebro más grande.

En estos grupos, las crias pudieron desarrollar cerebros grandes al disfrutar de un periodo de dependencia infantil más prolongado y una infancia y juventud mas amplia, lo que se tradujo en un mayor aprendizaje. Esto explica el patrón de crecimiento humano en el que a diferencia de otras especies en el que las crias crecen progresivamente y paulatinamente hasta hacerse adultas, el ser humano muestra un crecimiento reducido y estanco del cuerpo hasta la adolescencia, a partir de la cual aparece un proceso de aceleración del crecimiento, que conduce en poco tiempo hasta la madurez. En cambio, el crecimiento del cerebro experimenta un proceso opuesto: crece con más rapidez y alcanza las dimensiones de adulto cuando el cuerpo sólo llega al 40% de su tamaño final.

Estos hechos sentaron las bases del éxito evolutivo de nuestra especie que se tradujo en una gran expansión. Pero sin embargo, nuestro éxito tuvo lugar porque machos y hembras inventaron un nuevo modo de relacionarse y crear vínculos más permanentes: el sexo epigámico o lo que es lo mismo el sexo humano.

LA PREHISTORIA DEL SEXO

Al cambiar el grado de colaboración entre machos y hembras se puede esperar un cambio en la conducta reproductora. Esto se aprecia de forma clara en la reducción de las diferencias morfológicas y de tamaño entre machos y hembras, es decir la reducción del dimorfismo sexual.

Surge un tipo de relación reproductora más individualizada y prolongada, con la finalidad de sobreponerse al gasto energético nuestras hembras tuvieron que aliarse con los machos y todo hace pensar que el sexo tuvo un papel muy importante.

Para atraer a los machos, las hembras tuvieron que inventar una de las revoluciones sexuales más curiosas del mundo animal. En principio, optaron por ocultar las señales externas de sus ciclos de fertilidad. La aparición de la ovulación oculta provocó la aparición del denominado sexo infértil o sexo dedicado al placer, lo que obliga a los machos a aparearse contínuamente. Para ello, las hembras deben resultar atractivas de forma permanente y por ello el proceso de atracción física debe pasar de la temporalidad de la química feromonal a la estabilidad de los rasgos físicos. Dichos rasgos físicos deben ser exclusivos de las hembras. Esto explica el origen del particular proceso evolutivo de las hembras y su anatomía claramente diferenciada del macho. El macho siente atracción por esta anatomía y además, de forma constante. La hembra provoca que el macho ejerza dicha atracción permanente en forma de intercambio sexual regular. La hembra se dota de una receptividad sexual constante y además, con fines placenteros. A cambio, los machos deben comprometer su conducta.

Las causas de la aparición de este proceso, según algunos estudios, que postulaban que la sexualidad humana incluso podría explicar la aparición del bipedismo.

La hipótesis del Contrato Sexual de Helen Fisher establecía que los cambios ocurridos en la sexualidad humana fueron tan importantes para la evolución como la aparición del bipedismo. El surgimiento del bipedismo trajo consigo una modificación de la pelvis que redujo el canal obstétrico dando lugar a crias más prematuras que requería mayores cuidados. Esto unido a la menor movilidad debido al hecho de acarrear la cria en el regazo hubiera hecho preciso la necesidad de ayuda. En este momento, surge el contrato sexual. Las hembras podrían haber propiciado la aparición de dicho trato si algunas hubiera podido alargar su ciclo del estro y poder entrar en celo poco después del parto. Esto podría favorecer el cortejo de solícitos pretendientes, existiendo un proceso de selección a favor de los individuos con tendencia a vincularse, haciendo surgir las familias nucleares.

De esta manera, la sexualidad habría sido la causante de la cooperación a través del altruismo recíproco (sexo a cambio de alimento y atenciones ) que habría favorecido a su vez un aumento de la fertilidad de los homínidos. El aspecto sexual se convierte de este modo en el motor generador de la vida social humana.

Incluso se contempla el “contrato sexual” como causa del bipedismo aunque exista alguna controversia. Ya que la aparición de la postura erguida puede justificarse por la necesidad de llevar herramientas en los procesos de caza en los espacios abiertos, además del transporte colectivo, debido a que no podía consumir los alimentos en el mismo lugar debido a la presión de otros depredadores. Por tanto, el transporte pudo ser la causa del bipedismo.

Parece lógico pensar que las asociaciones vitalicias entre machos y hembras constituyen la base de la sociedad humana y por consiguiente el sexo debería tener mucho que ver con esa conducta, todo lo necesario para perpetuar los genes, la reproducción, la supervivencia requieren del desplazamiento en la búsqueda de alimentos y por tanto, un sistema de locomoción apto.

Retomando a la hipótesis de la atracción epigámica nos podemos plantear cómo se llevó a cabo la asociación entre machos y hembras en el proceso de hominización y la respuesta es ir adoptando el bipedismo. La estrategia k pudiera explicar las razones de la extinción de muchos antropoides, a mayor inteligencia mayor consumo de energía, pero se soluciona criando más hijos y necesitando de un hábitat estable. Pero todo ello requeriría la presencia del macho. Interesaría enamorar al macho para poder criar un mayor número de hijos. Asímismo, se produciría una concentración de las respuestas sexuales individuales para que la hembra fuese sólo atractiva para un macho.

La formación de parejas tiene un carácter exclusivo de supervivencia y el núcleo familiar debe ser lo más reducido posible y la evolución de la particular anatomía de las hembras empieza con el género Homo.

Todo justifica que las hembras recibían un excedente alimenticio a través del intercambio energía protéica - sexo.

Para obtener ayuda a cambio de sexo, las hembras debería hacer valer su condición de individuos sexualmente activos, y si los machos fuesen cazadores, los más avezados tendrían más posibilidades y esto se podría traducir en los físicamente más desarrollados. Todo esto justifica el patrón físico elegido por la hembra.

Estos argumentos se pueden objetar atendiendo a que la caza requeriría el esfuerzo colectivo, y la hembra podría recompensar a varios machos fértiles. Entonces la reproducción se basaría en el número de coitos.

Los machos observarían en el aspecto de las hembras los indicadores de fertilidad ( proporción cadera - cintura 0,7 ) y se produciría el concepto “survival of the prettiest” (supervivencia de la más guapa) usando la acepción darwiniana de survival of the fittest (supervivencia del más apto) como trasfondo.

Pero la hembra desempeñaba un papel muy activo en la selección de los machos, si la dieta se basaba en la caza o el carroñeo las hembras hubieran elegido a los más fuertes y sanos, ya que garantizarían mejor el abastecimiento regular de recursos y la defensa de las crias. El actual dimorfismo no tiene porqué vincularse a una conducta monógama y vendría dada por la certidumbre de la paternidad de las crias. En este caso, un modo de atracción epigámica se habría provocado una respuesta individualizada, no porque sólo se provocase la atracción de un sólo macho, sino porque en el proceso de selección entre machos y hemberas se habría generado alianzas que resultarían en núcleos familiares.

Algunos estudiosos contemplan la alianza temporal durante el tiempo de máxima demanda energética de las crias ( 4 - 5 años ) y luego un decaimiento pero tiene algún indicio de razonabilidad en los tiempos actuales y pudiera justificar la alta tasa de divorcios.

nota.- los editores del curso se reservan el derecho a no compartir las opiniones de los autores originales del texto.

EPÍLOGO

Darwin propuso que el consumo de carne fue el elemento que más influyó en la hominización. todo esto se denomina la Hipótesis de la Caza y fué ampliamente difundida hasta la mitad del S: XX pero no fue hasta 1968 cuando se recibe el respaldo con la publicación del libro El Hombre Cazador donde se demostraba que la caza habría permitido al hombre adaptarse a todos los ecosistemas y junto con los trabajos de Jane Goodall con los chimpancés se demostró que éstos eran eficaces cazadores.

A partir de los años 70 y 80 del siglo pasado se empieza a contemplar a los homínidos como carroñeros marginales, a todo esto se debe incorporar el debate feminista: el hombre cazador frente a la mujer recolectora.

No obstante, independientemente de cualquier tipo de interpretación sexista: la humanidad ha llegado donde está gracias a nuestras abuelas y abuelos evolutivos, indistintamente.

En el género humano se debe reconocer el papel activo y dinámico jugado por las hembras en el proceso de selección sexual. No importa qué macho gane la puja por acceder a la hembra, ésta copulará con quien ella quiera.

El género humano ha inventado una sexualidad placentera única orientada según los parámetros de la selección sexual pero la cultura ha inventado un mecanismo para hacer frente a dichos parámetros.

En psicología evolutiva la belleza es el mayor estímulo de atracción sexual, por encima de cualquier otra característica, pero no hemos de olvidar la necesidad del éxito social.

Por tanto, las decisiones socioeconómicas, desprendidas de las biológicas que regulan la atracción física, explican el alto porcentaje de conductas poligámicas en el patrón universal de monogamia y si nos observamos al espejo de la sociedad actual, vemos que el patrón físico deja mucho que desear en detrimento de los factores socioeconómicos.


En conclusión: la última enseñanza que cabe es que nos resultaría imposible alzarse contra la fuerza de algo que llevamos muy dentro y que aún nos cuesta trabajo entender. FIN

MÓDULO 1.- LA PERCEPCIÓN OLFATIVA TEMA 12 EL ORIGEN SEXUALIDAD 1ª P

EL ORIGEN DE LA ATRACCIÓN SEXUAL HUMANA
- 1ª parte -
18/02/2015
José Luis Vaquerín - Nez -

Ninguna hembra de ninguna otra especie con reproducción sexual hace el amor con la misma frecuencia que la hembra humana..... somos una especie consagrada a la sexualidad. ¿Por qué? Porque la hembra humana es capaz de una excitación sexual constante y de provocar idéntica excitación en los machos”

En ser humano es la única especie que disfruta de una conducta reproductiva basada en un modo de atracción entre ambos sexos regulado por ciertos rasgos y proporciones físicas que no se encuentran sujetos a actos de temporalidad.

 Esto se denomina Sistema de Atracción Epigámica, es decir, en la especie humana nos sentimos atraídos los unos a los otros porque nos encontramos físicamente atractivos. No dependemos de los periodos de emisión de olores y nos apareamos constantemente debido a la atracción física.

Una de nuestras preocupaciones fundamentales es ser atractivos, ya que nos abre la puerta al mantenimiento regular de las relaciones sexuales que tanto deseamos y para las que nos encontramos contínuamente dispuestos.

Somos una especie sexual, y a pesar de ser una de las especies más caras (en cuanto a términos de necesidad energética ) somos la especie con mayor éxito reproductivo entre los primates. Este éxito se basa en el establecimiento de alianzas prolongadas, que han permitido acortar el espaciamiento entre partos y hacer frente a las necesidades energéticas de una especie cara.

Para sobrevivir, los organismos deben obtener alimento y de otra parte deben huir de los enemigos. En la reproducción el macho deposita los genes tras un periodo de pugna con otros machos. El aspecto menos importante en interacción social es el comportamiento alimenticio, pues cada individuo se alimenta según consigue los nutrientes. En lo que concierne a la actitud frente a los riesgos de predación se establece una relación social mediante convivencia gregaria (debido a la mayor capacidad de detección y de rechazo de los peligros).
Los efectos de las características reproductivas de una especie se traducen en diferentes modalidades de estrategias sexuales, que son condicionadas de modo recíproco, por el tipo de interacción social que regula las relaciones del grupo.

La finalidad de estas estrategias es dar continuidad a la especie:
  • estrategia r: descendencia abundante, poca atención
  • estrategia k: poca descendencia, mucha atención.
En los mamíferos, es la madre la que se encarga de las crias y el periodo de maduración de las crias es de unos 3 años. Se aprecian 2 posturas distintas:
  • animales herbívoros: alumbramientos anuales, una cria por parto.
  • animales carnívoros: alumbramiento anual, varias crias ( 3 -12 )
La separación entre alumbramientos condiciona la disponibilidad de efectivos, y unos alumbramientos anuales aportan más miembros a la comunidad que los que alumbran cada 2 - 3 años.

Los primates tienen un periodo de crecimiento mayor de 4 años y la dependencia de los progenitores provoca unos espaciamientos mínimos entre alumbramientos sucesivos mayor de 2 años.

El grupo de los antropoides (orangutanes, gorilas y chimpancés ) tienen un periodo de maduración entre 10 - 12 años, en el cual llevan a cabo una vida social intensa u desarrollan las cualidades de su aprendizaje, tan importante para el desarrollo de la inteligencia. Este aspecto dificulta la frecuencia de concepciones: 5 años en el caso de los gorilas y chimpancés y hasta 7 años en el orangután.

Por tanto, en los primates se da un doble compromiso.
  • los periodos de crecimiento se alargan conforme aumenta la complejidad evolutiva de la especie.
  • los espaciamientos entre concepciones sucesivas se incrementan también de manera acorde con la progresión evolutiva, pero manteniéndose un aumento más limitado.
La estrategia k en pro del incremento de la inteligencia impone la restricción de precisar más cuidados y un periodo de convivencia con la madre más prolongado. En la especie humana los periodos de crecimiento se sitúan entre los 18 - 22 años y a diferencia de otros primates, la probabilidad de concebir anualmente, aunque normalmente sea de 22 meses.

La claye de que nuestra especie haya dilatado su maduración y desarrollado mayor inteligencia, reduciendo el espacio entre alumbramientos se debe a que ha alterado de manera radical el modo de interacción social, y con él, las estrategias subsistenciales que regulan las relaciones grupales. La hembra humana puede concebir con frecuencia, pese a que las crias tradan más en madurar y requieran mayor inversión energética porque ha involucrado al macho de manera permanente en la labor de crianza y porque el grupo mismo ha reforzado sus lazos de reciprocidad y cooperación.

Esta formación de asociaciones entre machos y hembras provoca que se posponga el consumo de nutrientes y se aportan a focos centrales en los que se distribuye la energía obtenida entre machos y hembras. Esto refuerza los lazos sociales del grupo cooperando las diversas unidades reproductoras ( macho - hembra ) entre sí para la obtención de nutrientes y para la defensa. El ser humano se hizo cooperativo y solidario y esto favorece la difusión energética que han producido el triunfo evolutivo.

Sería interesante ubicar en el tiempo este cambio evolutivo con respecto a los primates y el origen de los cambios biológicos debería buscarse en las alteraciones que experimentaron fundamentalmente las hembras de esos homínidos para incitar a los machos a un cambio radical en las conductas sociales y subsistenciales, con el fin de acoger una progenie con mayor cerebro y una necesidad energética más amplia.

Esta nueva conducta tiene su base en la aparición de una estrategia reproductora que necesita el concurso de una nueva forma de sexualidad: la humana.

Para agenciarse una ayuda más o menos permanente en la manutención de varias crias que tardaban más en madurar, nuestras abuelas evolutivas tuvieron que atraer a los machos con una recompensa sexual innovadora que fuese suficiente para el establecimiento de las alianzas necesarias entre ambos sexos.
En el resto de animales existen rígidos patrones conductuales que regulan la respuesta al instinto sexual y a la cópula mientras que la sexualidad humana es un fenómeno excepcional. En la sexualidad humana cobran especial relevancia las caricias, los besos, las miradas, la comunicación visual y sonora que hacen de la unión corporal una especie de goce sensual sin comparación en otras especies. La cópula, realizada entre 20 - 30 minutos, conlleva un espectáculo excepcional culminado en el orgasmo.

La especie humana se puede aparear continuamente y no precisa periodos de celo.

Esta excepcionalidad de la sexualidad humana debe prestar especial atención a los cambios físicos experimentados por nuestro género en su evolución. La hembra humana incorpora innovaciones con respecto al macho y a sus congéneres evolutivos. Su principal característica es que la hembra humana esta dotada para manifestar una receptividad y excitación sexual constante. Es como si la naturaleza le aconsejara hacer el amor todos los dias y lo sorprendente es que la hembra humana parece estar especialmente adecuada para llevar a cabo tal consejo, ya que no sólo puede hacer el amor de un modo asíduo, sino que sus órganos sexuales producen un placer muy intenso. Un claro exponente de la cualidad placentera femenina reside en el clítoris que tiene la única función del goce. Procurando al excitarse dilatación de todos los músculos vaginales y de las bolsas esponjosas que rodean la abertura vaginal haciendo que tripliquen su tamaño habitual. Esto hace que toda la zona genital quede congestionada por la presión de la sangre. Y en la cópula, los tejidos reaccionan y se contraen al fin para eliminar semejante presión. Palpitan correlativamente la pared interna, los labios, el clítoris y el esfínter del recto. Una vez terminado, acude un nuevo flujo de sangre que aumenta la presión y se inicia de nuevo el proceso. Todas estas contracciones regulares se conocen con el nombre de orgasmo.

El hombre experimenta el orgasmo en forma de erección del pene y posterior eyaculación que devuelve la flaccidez al pene y vuelta a empezar. En la mujer no, pudiendo ser sucesivos.

Otros rasgos de la anatomía del hombre y de la mujer que hacen que la sexualidad humana sea tan diferente son:
  • la sensibilización tan extraordinaria de determinados órganos al estímulo táctil erógeno: órganos genitales, pezones, senos, labios e incluso los lóbulos de las orejas ( siendo curioso que los pabellones auditivos de los demás primates no tienen lóbulos )

  • los labios son interesantes, ya que estan descubiertos y bien definidos por una línea de delimitación. su coloración encarnada es muy llamativa y la finura del tejido epitelial lo hacen una zona especialmente sensible.

  • otro rasgo, es la posesión de senos, cuya forma esférica y voluminoas es difícilmente explicable. Carecen de función fisiológica. Son exclusivamente depósitos de grasa en torno a los pezones y glándulas mamarias que no desempeñan ninguna función en la lactancia. Parece ser que la posesión de voluminosas nalgas tenga una relación directa con sus senos.

La mejor explicación de estas característica anatómicas es que sirvan como un conjunto de señales visuales y puede explicarse con el argumento de que en el momento sexual se utilizan o intervienen directamente o indirectamente en el acto, o bien sufren alteraciones de tamaño y color debidos a dicha actividad. Sin lugar a dudas, sabemos que intervienen como zonas erógenas en la actividad sexual, pero otras partes, con funciones primarias distintas, también intervienen en la misma, las mejillas, el cuello, los hombros, la cintura, la zona interna de los muslos, las nalgas y la parte interior de las rodillas son consideradas en especial en la mujer, como zonas erógenas. A pesar de ello, sabemos que estas partes anatómicas no deben la razón de su existencia a su función sexual.

El sexo humano es una compleja trama de mecanismos destinados a ofrecer un placer sensual, además de la función reproductora y que puede ser disfrutado con los 5 sentidos.
  • Tacto: todo el cuerpo adquiere la característica potencial de ser una zona erógena versátil.
  • Oido: durante el periodo precopulativo, copulativo y poscopulativo los mensajes emitidos por ambos individuos actuan como nexo que fortifica y vitaliza el acto en sí.
  • Olfato: desempeña un papel relevante, actúa como un traductor de olores que ayudan a experimentar una mayor sensación placentero.
Nos podemos preguntar, tras observar las generalidades de la sexualidad humana, acerca de las razones de las diferencias con otros primates. Esto nos obliga a plantearnos si existe una sexualidad placentera en nuestros parientes evolutivos.
Esta cuestión es extraordinariamente compleja y diversos estudios del orgasmo confirmaron que éste no es sólo contracciones musculares sino que la verdadera fuente del orgasmo está en el cerebro. Por tanto, el orgasmo es una experiencia conjunta entre el cuerpo y la mente y como tal, puede ser provocado por una estimulación de origen mental o físico.

Hemos valorado que la sexualidad humana es así, y el placer de ambos sexos, no es necesario para la evolución. La respuesta es que en primates el placer sexual viene marcado más por el acto de aplacar reacciones biológicas que la búsqueda del placer o bien, las respuestas sexuales pueden deberse a situaciones de carácter social.

Todas estas apreciaciones nos indican que el placer humano se basa en las características de una sexualidad epigámica que fueron catalizada por las mujeres.

La aparición del género Homo vino acompañada de cambios en los modelos de organización social que indicaron que los machos y hembras se asociaran en estrecha colaboración. Y posiblemente, detrás de esta asociación, se encuentre un cambio de las relaciones sexuales, que habrían actuado como punto de atracción para que el macho cooperase con la hembra. Así pues, si la hembra fue el revulsivo de la aparición de la conducta humana creando un nuevo tipo de asociación con los machos, probablemente sirvió para inventar la sexualidad humana.

La individualización de la respuesta sexual, su atemporalidad y su incitación mediante formas de atracción epigámicas se incorporaron como nuevos elementos del comportamiento, que habrían permitido el establecimiento de lazos de relación más estables que los observados en otras especies de primates.

Esta transformación se llevó a cabo abandonando las feromonas como sistema de atracción y sustituyéndolo por algo más permanente como los rasgos físicos en lo que se conoce como Atracción Epigámica. Para ello hubo que diferenciarse físicamente de los machos ya que un macho se siente atraido epigámicamentede la hembra si ésta es físicamente diferente de los demás machos.

La epigamia ( rasgos físicos o dicho de otro modo la belleza física ) es un modo de atraer permanentemente y para ello se deben separar los caracteres entre machos y hembras.

Somos una especie de sexos marcados e identificables y nos hemos convertido, de forma epigámica, en deseables para el sexo opuesto. Esta sexualidad tiene su motor en el cerebro más que en los genitales, lo que provoca una explosión de imaginación y cada cópula es diferente. La fantasía es parte integrante de nuestra sexualidad.

La sexualidad humana aparece con la hembra humana, nuestras abuelas evolutivas iniciaron una auténtica revolución al cambiar sus formas y empujó a los machos a ayudar a las hembras en la crianza de la progenie en el pasado remoto de nuestra evolución.

Para estudiar este proceso debemos retrotraernos al pasado.

LA EVOLUCIÓN DE LA SEXUALIDAD HUMANA

Se intenta explicar segun determinadas razones biológicas y no mediante una conducta aleatoria. Darwin sentó las bases de la Selección Sexual y que a diferencia de la Selección Natural ( la lucha de los organismos frente al medio ) sirve para seleccionar los machos más fuertes y sanos. Se lucha por un único recurso: las hembras.

La teoría de la Selección Sexual se puede contrastar con la observación de la Naturaleza y se aprecia que existe una política de ahorro energético pues la reproducción exige recursos energéticos considerables y debe optimizarse. Uno de estos factores de optimización es mediante el dimorfismo sexual y se manifiesta por igual en ambos sexos.

La expresión de la Selección Sexual se realizaría con la llegada del celo, y las hembras de posición jerárquica más elevada tratan de ser las primeras en recibir los genes de los machos más fuertes.

En la actualidad existe la creencia extendida de que los patrones de atracción física en nuestra especie dependen del contexto cultural en el que nacemos, pero no es así. Ya que en la absoluta totalidad de las etnias humanas actuales se observa un factor común de atracción sexual: a los hombres les atraen las zonas de los senos y el conjunto glúteo - cadera - púbis de las hembras. Mientras, las mujeres se sienten más inclinadas por el conjunto brazo - hombro - pecho y glúteo - púbis de los varones.

Se aprecian diferencias en los gustos de procedencia cultural pero se prefiere la proporción de formas.

Debemos distinguir entre atracción sexual y elección de pareja en las sociedades humanas modernas por lo que nos fijaremos sólo en la atracción sexual.

Se intenta equiparar juventud con la belleza personal y las mujeres seleccionan en un principio a los hombres más deseables ofertando su belleza para conseguir una relación más estable que garantice la formación de un núcleo familiar de descendencia.

Se piensa que el hombre confiere más importancia a la belleza que la mujer, pero no es así, ya que los orgasmos que provocan contracciones en el útero ayudan a conducir el esperma y favorecer la procreación. Y a su vez, estos orgasmos se relacionan directamente con la atracción que sienten las mujeres hacia el macho. Todo esto explica que existe una Selección Sexual sobre la base del atractivo. Además se ha estudiado que las fantasías de la mujer son directamente proporcionales al grado de asimetría de los hombres, es decir, su atractivo físico.

Por consiguiente, hombres y mujeres se sienten sexualmente atraídos por lo mismo: la belleza física. Este patrón de atracción incentiva un acceso fácil al establecimiento de relaciones sexuales y una mayor facilidad para la procreación al facilitar el orgasmo.

Hay que destacar que las mujeres, durante la ovulación, se ven atraídas por hombres de aspecto más viril.

Esto sugiere que en el pasado, las mujeres seleccionaban los machos con cierto desarrollo muscular.

Otro aspecto, es la limitación de procrear un hombre con una sola mujer, ya que parece no ser muy beneficioso en términos de Selección Sexual, y los machos demuestran esta promiscuidad de forma que cuanto más atractivos son menos proclives son a mantener relaciones estables.

Además, se ha observado que los individuos más atractivos tienen su primera cópula antes. Insistimos que esto no tiene nada que ver con la elección de la pareja condicionado por criterios de índole cultural y no solo biológicos.

Esta creencia es la variabilidad de los criterios de belleza femeninos pero se ha demostrado que sí existen patrones universales de belleza asociados a las formas corporales, que en el caso de la mujer se asocia a las distribuciones corporales de grasa y en el caso del hombre en las distribuciones de masa muscular. Estas diferencias pueden explicarse por factores hormonales (testosterona y estrógenos).

Se ha determinado que los índices cadera - cintura de la mujer es un buen indicador del status endocrinológico, reproductor y de salud. También se ha relacionado este índice con el grado de fertilidad. Si el índice es > 0, 8 se incrementa la dificultad de quedarse embarazadas.

Un nivel de estrógenos alto incrementa una reducción del índice cadera - cintura y un nivel alto de testosterona lo contrario.

Este índice también puede ser un indicador fiable de determinadas enfermedades.

Se debe elegir los individuos que faciliten la reproducción y que sean resistentes a las enfermedades por lo que los patrones de belleza debería ser los indicadores de estas cualidades.

El índice cadera - cintura óptimo para estas funciones, en la mujer, es 0,7. Se ha demostrado mediante estudios empíricos que es así y que es del agrado del hombre.

Se establece la conclusión de que el nivel de grasa desempeña un papel esencial en el grado de atractivo de la mujer como indicador de su estado de salud, juventud y potencial reproductor. La necesidad energética para la reproducción es uno de los contrastes más acusados entre ambos sexos. La hembra produce energía para el desarrollo del feto y continúa produciendo energía en forma de leche una vez que ya ha nacido y son sólo utilizados los depósitos de grasa en la gestación y en la lactancia.

Desde el punto de vista selectivo, los hombres se sienten más atraídos por determinadas formas femeninas debido a que las poseedoras de éstas conciben con mayor facilidad, produciendo como resultado una descendencia más abundante. La distribución de grasa ginoidea de las mujeres puede percibirse desde cualquier ángulo y se aprecia con la observación simple de los glúteos femeninos.

Otro de los aspectos distintivos de la anatomía femenina son sus piernas y a partir de éstas se puede predecir el índice de grasa cintura - glúteo.

Los senos actúan como reclamo sexual, pueden variar los gustos por el tamaño en función de las preferencias y de la cultura. Pero lo que es universal es que a los hombres le gustan los senos con alto grado de tersura, consistencia y dureza y estas cualidades se vinculan con los senos jóvenes con la máxima expresión de su función lactante. El hombre aprecia el potencial energético para futuras crias al margen de que perciba un atractivo sexual. Se ha intentado determinar si existe una relación idónea entre los senos, pero lo único que se ha llegado a determinar es que las mujeres con un índice cadera - cintura de 0,7 tienen unos senos con determinadas proporciones.

En el caso del patrón de atracción de las mujeres, se percibe un contraste sorprendente. La mujer no valora la grasa, ni su distribución preferente. Los criterios de atracción se vinculan al desarrollo proporcionado de la masa muscular. Se presta especial atención a la parte superior del tronco (pecho, hombros, espalda superior y brazo ) y el área glúteo - femoral. Se aprecia la delineación muscular y no el volumen (ya que puede ir asociado a depósitos de grasa y no se considera atractivo )

El volumen marcado debido al músculo destaca mejor las formas de los pechos, la forma más oblícua de la mayor parte de los hombros y más esférica de su unión con el brazo, la triangulación de la espalda, que nunca se logra por acumulación de grasa y la definición clara de los bíceps y tríceps . Las razones de estas preferencias se pueden buscar en que los hombres de carácter fibroso - muscular, indistintamente de su peso, poseen un mejor estado global de salud en casi todos los parámetros físicos: indicadores serológicos, ritmo cardiaco, capacidad pulmonar, resistencia, sistema inmunológico, etc. Además, poseen más fuerza.


continuara....