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viernes, 27 de marzo de 2015
lunes, 16 de marzo de 2015
PRÁCTICA Nº 1.- LA PERCEPCIÓN OLFATIVA
Alumno:
a.-
objetivo de la práctica: valoración de la sensibilidad de la
persona a la percepción olfativa.
b.- desarrollo de la práctica: localice dentro de su entorno físico (jardines, parques, supermercados, casa) 10 emisores de olores naturales y clasifíquelos conforme a los siguientes parámetros:
b.- desarrollo de la práctica: localice dentro de su entorno físico (jardines, parques, supermercados, casa) 10 emisores de olores naturales y clasifíquelos conforme a los siguientes parámetros:
1.-
ambientes internos (casa, cuarto de baño, cocina, habitación....)
1.-
Descripción del emisor de olor/localización/
2.- características del olor emitido
3.- identificación del mensaje
4.- intensidad del olor
5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable,....)
2.-
ambientes externos (jardines, mar, naturaleza, ciudad)
1.-
Descripción del emisor de olor/localización/
2.- características del olor emitido
3.- identificación del mensaje
4.- intensidad del olor
5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable,....)
3.-
personas
1.-
Descripción del emisor de olor/localización/
2.- características del olor emitido
3.- identificación del mensaje
4.- intensidad del olor
5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable,....)
4.-
zonas del cuerpo
1.-
Descripción del emisor de olor/localización/
2.- características del olor emitido
3.- identificación del mensaje
4.- intensidad del olor
5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable,....)
5.-
comidas
1.-
Descripción del emisor de olor/localización/
2.- características del olor emitido
3.- identificación del mensaje
4.- intensidad del olor
5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable,....)
6.-
peligros
1.-
Descripción del emisor de olor/localización/
2.- características del olor emitido
3.- identificación del mensaje
4.- intensidad del olor
5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable, .... )
7.-
avisos / alarmas
1.-
Descripción del emisor de olor/localización/
2.- características del olor emitido
3.- identificación del mensaje
4.- intensidad del olor
5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable, .... )
8.-
relaciones sociales
1.-
Descripción del emisor de olor/localización/
2.- características del olor emitido
3.-
identificación del mensaje
4.- intensidad del olor
5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable, .... )
9.-
relaciones personales
1.-
Descripción del emisor de olor/localización/
2.- características del olor emitido
3.- identificación del mensaje
4.- intensidad del olor
5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable, .... )
10.-
libre elección
1.-
Descripción del emisor de olor/localización/
2.- características del olor emitido
3.- identificación del mensaje
4.- intensidad del olor
5.- otros parámetros de percepción (agradable, desagradable, .... )
CORRECCIÓN
EJERCICIO:
COMENTARIOS
EJERCICIO:
ENVIAR RESPUESTAS A:
cimamatacimera@yahoo.es
MÓDULO 1.- LA PERCEPCIÓN OLFATIVA TEMA 13 EL ORIGEN SEXUALIDAD 2ª P
EL
ORIGEN DE LA ATRACCIÓN SEXUAL HUMANA
-
2ª parte -
11/03/2015
José
Luis Vaquerín - Nez -
continuación.........
Parece ser que en algún
momento de nuestro pasado las hembras seleccionaron a aquellos machos
de estas características físicas porque percibían en éstas el
estado de salud y el grado de fuerza necesario para garantizar en la
progenie la transmisión de genes de individuos sanos, con
metabolismos resistentes a las enfermedades y con las garantías de
poder asegurar la protección necesaria a las crias.
Esto permite entender la
atracción de las mujeres por la zona glúteo - femoral de los
hombres. Las nalgas no deben estar muy desarrolladas ni muy escuetas
y la proporción tiene que venir dada por el desarrollo muscular de
los glúteos. Esta preferencia se basa en que la nalga guarda
estrecha relación con el desarrollo muscular de la pierna, e incluso
con el tronco superior. Existe una relación en las proporciones de
los gúteos masculinos y éstos guardan proporción con las
dimensiones de la cintura, es decir que la nalga que resulta
atractiva a la mujer se acompaña de una cadera escasa y de
dimensiones próximas a las de la cintura (0,9)
En ambos sexos se da
también cierta predilección por determinados rasgos y proporciones
faciales (grado de simetría ) ya que un mayor grado de simetría
representa estabilidad en el desarrollo, y por consiguiente, de buena
salud. Paradójicamente, los machos más simétricos iniciaban su
vida sexual antes, además de tener un mayor número de relaciones.
Dentro de los rasgos
faciales, los caracteres considerados como bellos en el varón
resultan poco atractivos en las mujeres y al revés. Las mujeres
valoran un desarrollo prominente del hueso de la frente y de la
mandíbula. En las mujeres, se prefiere un rostro más oval y
redondeado con rasgos neoténicos, es decir juveniles (ojos grandes,
narices pequeñas y labios prominentes). No existe en ninguna cultura
humana una relación positiva entre la edad y belleza, es decir la
belleza disminuye al aumentar la edad. El declive de los
hombres empieza a los 50 años y el de la mujer a los 35.
Por tanto, el hombre
experimenta una atracción por los rasgos faciales de la mujer en 2
fases:
- rostros simétricos como indicadores de buena salud
- rostros con detereminados rasgos neoténicos ( juveniles ) es decir, asociados a fertilidad. La neotenia ( retención de rasgos juveniles ) es parte del atractivo facial como indicador de fecundidad.
Aparte de estos
indicadores deben sumarse los determinados por factores culturales de
cada sociedad y estos factores intervienen para mantener el proceso
reproductor dentro de cada grupo étnico actual.
Para hablar de la
universalidad de los criterios de belleza debemos viajar al pasado.
EVOLUCIÓN DE LOS PARÁMETROS DE BELLEZA
A lo largo de la
historia, las culturas han esterotipado la belleza, juventud asociada
a fuerza y virilidad. Las mujeres aparecen, a lo largo de la
historia, con juventud y formas fijas . Todos estos cánones de
belleza se pueden apreciar desde la cultura egipcia. Los griegos
concebían que la juventud y el cuerpo desarrollado era el mayor
logro. Podemos apreciar la delineación muscular. Las mujeres griegas
seguían la pauta de senos y nalgas de cierto volumen y la relación
0,8, sin la aparición de grasas.
En Roma ocurría lo
mismo, además de incorporar los rasgos secundarios como ojos y
labios.
La cultura hindú
muestra una exacerbada sensualidad con la proporción 0,7 - 0,8 y
además una inclinación o contoneo.
En América interesan
las mismas áreas corporales y a partir de estos testimonios
históricos se ha comprobado que a:
- la mujer le gusta el contorno fibroso del hombre
- al hombre le gusta los pechos, nalgas, y genitales proporcionales.
En conclusión, nuestra
sensualidad tuvo que aparecer en un pasado remoto en el que la
fertilidad y fuerza se confabularon para marcar un proceso evolutivo
que diferenciase a machos y hembras con el objeto de crear una
estrategia reproductora basada en alianzas de carácter cooperativo.
EL
ORIGEN DEL GÉNERO HUMANO
El estudio del ser
humano se ha basado en el estudio de los distintos restos de huesos
de homínidos - para establecer diagnosis y filogenias - y de los
artefactos - para la definición de conjuntos culturales - pero nada
de esto explica nuestro particular devenir evolutivo.
Para este objetivo
deberíamos distinguir entre los homínidos y su contexto
cronológico.
Todo parece indicar que
el origen del hombre se ubica en África hace unos 6.000.000 de años.
Tal como afirmó Darwin procedemos de la línea de los antropoides
africanos - gorila y chimpancé - compartimos más del 99% de nuestra
secuencia genética.
Los homínidos iniciales
habría diferido de los chimpancés, principalmente, en su sistema
locomotor bípedo y en las alteraciones morfológicas que esto
conlleva. Adicionalmente, cambios climáticos favorecieron este
cambio.
Existen numerosos restos
fósiles y después se siguieron varias líneas contemporáneas que
dieron lugar al género Homo, descubrimientos del mes de Febrero de
2015 por parte de arqueólogos han demostrado que el origen del
género Homo data de hace 2.800.000 y se ubica en África.
Inicialmente, los
primeros homínidos presentaban una capacidad craneal reducida y un
dimorfismo sexual acentuado. Este dimorfismo sexual es un indicador
indirecto de los modos de interacción social, en las especies que
muestran en la actualidad este rasgo presentan un sistema social
jerarquizado con cooperación en caso de defensa colectiva, cuidado
materno de la progenie y en algunos casos, captura de presas.
Puede influir el hábitat
en las sociedades jerarquizadas ya que en caso de entornos abiertos
la jerarquía la tienen un grupo de machos. Los primeros homínidos
encajaban en este sistema social, es decir, parecidos a los
chimpancés en el que los grupos deambularía de un lugar a otro en
un área territorial propia donde buscarían alimento y lo
consumirían “in situ”.
Estos homínidos sólo
se dieferenciarían de los primates en los métodos de locomoción y
justificando su aparición por los cambios climáticos y de hábitat.
Pero hace 2, 5 millones
de años surgen 2 acontecimientos aparentemente interrelacionados:
- la aparición del género Homo
- el surgimiento de registros arqueológicos más antiguos.
Nota.- esta fecha se ha
modificado a 2,8 millones de años recientemente.
Este género Homo
incorpora nuevos rasgos físicos destacando una mayor capacidad
craneal que a su vez se relaciona con una mayor inteligencia y se
destaca que han aparecido restos de otras especies extintas de
homínidos que se caracterizaban por no comer carne. Con el Homo
habilis se propiciaron la acumulación de restos, herramientas y
huesos y este hecho fue clave para determinar la evolución humana.
Aun existiendo distintas líneas y con características similares
pero con pequeñas diferencias anatómicas.
Como decíamos, gracias
a los restos arqueológicos podemos distinguir entre rasgos físicos
y conductuales. Nos diferenciamos de los primates por la
inteligencia, ligada a la capacidad de autoconciencia, con
interacción social, el lenguaje, su locomoción.
La mayor consecuencia es
que el macho y la hembra se asocian de manera permanente para sacar
una progenie que requiere gran inversión energética. Esto requiere
que la conducta subsistencial presente determinadas innovaciones:
- se pospone el consumo de los alimentos hasta enclaves referenciales en los que se comparte y donde se generan acumulaciones de restos.
- el uso de herramientas.
- unos rasgos físicos caracterizados por una mayor capacidad craneal y una reducción de las proporciones mandibulares. Estos rasgos físicos tienen especial reflejo en los rasgos conductuales.a.- elaboración de herramientas que nos indican de forma indirecta la conducta subsistencialb.- concentración en determinados enclaves.
El proceso
de hominización se concibe como el desarrollo de unas
características físicas y conductuales con 3 hitos excepcionales:
- la adquisición del bipedismo
- el crecimiento encefálico
- la elaboración de herramientas líticas.
Hoy en día se sabe que
estos 3 aspectos no estan interrelacionados en un origen común.
La elección de los
enclaves pudo deberse a la facilidad o no de adquisición de
alimentos y agua.
Estos yacimientos nos
muestran que la carne y otros productos de origen animal cobraron
especial relevancia. Para esto, los homínidos tuvieron que deambular
con asiduidad por áreas descubiertas. Las herramientas les
facilitaron la desarticulación de los animales cazados además de
discernir toda una cadena operativa. Las herramientas surgieron de
forma simultánea para diversas funciones.
El aumento de
inteligencia se asoció a una mayor capacidad de planificación, esto
se manifiesta sobre todo, a la hora de elegir un lugar referencial.
Pero, adicionalmente, se
modificó el comportamiento subsistencial consumiendo los alimentos
en el lugar referencial lo que facvoreció las acumulaciones de
huesos y piedras que conforman los yacimientos arqueológicos. La
caza se transformó en una actitud cooperativa, al igual que el
carroñeo. Todo esto favoreció la actividad en grupo, y esto generó
“la expectativa de uso compartido de los recursos”.
A diferencia de otros
animales cooperadores, en los homínidos se daba el caso de que
algunos miembros no fueran autosuficientes por lo que se amplió el
concepto de cooperación.
Esto nos indica que no
todos los miembros del grupo participaban en las expediciones de
caza, es decir una parte de los miembros cooperarían y otros no.
Este grupo estaría formado por machos y hembras, las cuales
permanecerían mayoritariamente en el lugar referencial. Aquí surge,
de que la dieta mayoritariamente onmívora de los homínidos se
tradujese en los vegetales, tarea que efectuaban mayoritariamente las
madres con crías.
Esto nos permite valorar
que los machos podrían dedicarse a la caza y las hembras a la
adquisición de nutrientes vegetales , pero más allá de toda
consideración adicional lo importante es el modelo
cooperativo intracomunal, en el que la división de
labores como estrategia evolutiva minimiza el gasto energético y
maximiza su rendimiento. Esto no se debe confundir con los arcaicos
modelos del hombre cazador y la mujer recolectora.
El posponer el consumo
del alimento es un acto premeditado y
responde a un incremento del grado de cooperación interna en la que
existe una división interna de labores.
La aparación de
yacimientos arqueológicos responde a una conducta
solidaria donde se producía la ingesta de alimentos y el
reparto de tareas.
Podríamos especular que
un comportamiento de este tipo implica una modalidad de relación
sexual - bien monogámica o poligámica - de carácter extenso o
vitalicio.
Y lo verdaderamente
interesante es preguntarse acerca de las razones que provocaron el
comportamiento coopertativo y solidario más que el perfilar sus
características subsistenciales y conductuales.
Queda claro que, si los
individuos que no pueden satisfacer por sí mismos sus necesidades
energéticas la continuidad de la especie corre riesgo de extinción.
Las crias de homínidos nacen en completa indefensión y esto influyó
inmediatamente en el comportamiento de las hembras, ya que una cria
de humano necesita 10 - 12 años en completar la fase infantil y unos
18 - 20 en alcanzar la madurez a diferencia de los 4 - 5 años de los
chimpancés en la etapa juvenil y los 11 - 12 en la adulta.
Este salto brusco de
duración del desarrollo y crecimiento también se refleja en las
diferencias de capacidad craneal 450 cm3 a 1.350 cm3.
Esto tiene importantes repercusiones, si el neonato naciese con el
mismo patrón que los chimpancés debería nacer con una capacidad de
700 cm3, pero en realidad nace con una capacidad de 380
cm3. Esto se debe a que el canal pélvico de nuestras
hembras no puede acomodar un feto con un cráneo de mayores
proporciones. Las crias tardan unos 21 meses en alcanzar los 700 cm3
y se duplica mientras que nosotros nacemos con unos 380 cm3 y
casi los triplicamos en nuestra fase adulto.
Las dimensiones de la
pelvis vienen impuestas por nuestro modo de locomoción bípedo y
nuestras crias nacen indefensas, de ahí que nuestra inversión
energética sea mayor, y que por ello, tanto los machos como las
hembras cooperen en la misma provocando una redefinición de los
lazos sociales.
El aumento del coste
energético estaría condicionado no sólo por el estado de las crias
sino también por las necesidades energéticas de un cerebro más
desarrollado, un cerebro consume aprox. 20% de la energía obtenida
de la alimentación, de ahí pudiera justificar que el Homo hubiera
tenido que enriquecer su dieta con carne de manera regular. Se han
hecho descubrimientos arqueológicos que demuestran de forma
inequívoca el consumo de carne.
Resultados indicaban alturas de 177 cm en hembras y unos 190 en
machos hace unos 1,5 millones de años. Los individuos del Homo
Erectus eran mucho más grandes y mostraban escasa diferencia de
proporciones entre ambos sexos con unas capacidades craneales entre
900 - 1.000 cm3.
La cuestión es que si
estos aspectos iban asociados a un proceso de prolongación de
desarrollo de las crias, si analizamos un nacimiento de un Homo
erectus con 380 cm3 al pasar a la edad adulta debiera
tener unos 760cm3, pero la verdadera capacidad era de
unos 1.000 cm3 lo que indica que sí se prolongó el
desarrollo.
Otros estudios han
determinado a través de la dentición, el peso y el crecimiento
asociados con las dimensiones cerebrales, a través de la aparición
de los molares se puede observar el desarrollo del cerebro lo que
indicaría que los Homo erectus tendrían un desarrollo entre los
chimpancés y los seres humanos actuales.
La ampliación del
periodo de desarrollo tuvo como consecuencia inmediata que las crias
nacieran más indefensas y supusieran un mayor coste energético por
lo que se tuvo que alterar el comportamiento subsistencial y social,
volviéndose más cooperativo. Este comportamiento más complejo
requería de un cerebro más grande.
En estos grupos, las
crias pudieron desarrollar cerebros grandes al disfrutar de un
periodo de dependencia infantil más prolongado y una infancia y
juventud mas amplia, lo que se tradujo en un mayor aprendizaje. Esto
explica el patrón de crecimiento humano en el que a diferencia de
otras especies en el que las crias crecen progresivamente y
paulatinamente hasta hacerse adultas, el ser humano muestra un
crecimiento reducido y estanco del cuerpo hasta la adolescencia, a
partir de la cual aparece un proceso de aceleración del crecimiento,
que conduce en poco tiempo hasta la madurez. En cambio, el
crecimiento del cerebro experimenta un
proceso opuesto: crece con más rapidez y alcanza las dimensiones de
adulto cuando el cuerpo sólo llega al 40% de su tamaño final.
Estos hechos sentaron
las bases del éxito evolutivo de nuestra especie que se tradujo en
una gran expansión. Pero sin embargo, nuestro éxito tuvo lugar
porque machos y hembras inventaron un nuevo modo de relacionarse y
crear vínculos más permanentes: el sexo epigámico o lo que es lo
mismo el sexo humano.
LA
PREHISTORIA DEL SEXO
Al cambiar el grado de
colaboración entre machos y hembras se puede esperar un cambio en la
conducta reproductora. Esto se aprecia de
forma clara en la reducción de las diferencias morfológicas y de
tamaño entre machos y hembras, es decir la reducción del dimorfismo
sexual.
Surge un tipo de
relación reproductora más individualizada y
prolongada, con la finalidad de sobreponerse al gasto
energético nuestras hembras tuvieron que aliarse con los machos y
todo hace pensar que el sexo tuvo un papel muy importante.
Para atraer a los
machos, las hembras tuvieron que inventar una de las revoluciones
sexuales más curiosas del mundo animal. En principio, optaron por
ocultar las señales externas de sus ciclos de fertilidad. La
aparición de la ovulación oculta provocó la aparición del
denominado sexo infértil o sexo dedicado al
placer, lo que obliga a los machos a aparearse
contínuamente. Para ello, las hembras deben resultar atractivas
de forma permanente y por ello el proceso de atracción
física debe pasar de la temporalidad de la química feromonal a la
estabilidad de los rasgos físicos. Dichos rasgos físicos deben ser
exclusivos de las hembras. Esto explica el origen del particular
proceso evolutivo de las hembras y su anatomía claramente
diferenciada del macho. El macho siente atracción por esta anatomía
y además, de forma constante. La hembra provoca que el macho ejerza
dicha atracción permanente en forma de intercambio sexual regular.
La hembra se dota de una receptividad sexual constante y además, con
fines placenteros. A cambio, los machos deben comprometer su
conducta.
Las causas de la
aparición de este proceso, según algunos estudios, que postulaban
que la sexualidad humana incluso podría explicar la aparición del
bipedismo.
La hipótesis
del Contrato Sexual de Helen Fisher establecía que
los cambios ocurridos en la sexualidad humana fueron tan importantes
para la evolución como la aparición del bipedismo. El surgimiento
del bipedismo trajo consigo una modificación de la pelvis que redujo
el canal obstétrico dando lugar a crias más prematuras que requería
mayores cuidados. Esto unido a la menor movilidad debido al hecho de
acarrear la cria en el regazo hubiera hecho preciso la necesidad de
ayuda. En este momento, surge el contrato sexual. Las hembras podrían
haber propiciado la aparición de dicho trato si algunas hubiera
podido alargar su ciclo del estro y poder entrar en celo poco después
del parto. Esto podría favorecer el cortejo de solícitos
pretendientes, existiendo un proceso de selección a favor de los
individuos con tendencia a vincularse, haciendo surgir las familias
nucleares.
De esta manera, la
sexualidad habría sido la causante de la cooperación a través del
altruismo recíproco (sexo a cambio de alimento y atenciones ) que
habría favorecido a su vez un aumento de la fertilidad de los
homínidos. El aspecto sexual se convierte de este modo en el motor
generador de la vida social humana.
Incluso se contempla el
“contrato sexual” como causa del bipedismo
aunque exista alguna controversia. Ya que la aparición de la postura
erguida puede justificarse por la necesidad de llevar herramientas en
los procesos de caza en los espacios abiertos, además del transporte
colectivo, debido a que no podía consumir los alimentos en el mismo
lugar debido a la presión de otros depredadores. Por tanto, el
transporte pudo ser la causa del bipedismo.
Parece lógico pensar
que las asociaciones vitalicias entre machos y hembras constituyen la
base de la sociedad humana y por consiguiente el sexo debería tener
mucho que ver con esa conducta, todo lo necesario para perpetuar los
genes, la reproducción, la supervivencia requieren del
desplazamiento en la búsqueda de alimentos y por tanto, un sistema
de locomoción apto.
Retomando a la hipótesis
de la atracción epigámica nos podemos plantear cómo se llevó a
cabo la asociación entre machos y hembras en el proceso de
hominización y la respuesta es ir adoptando el bipedismo. La
estrategia k
pudiera explicar las razones de la extinción de muchos antropoides,
a mayor inteligencia mayor consumo de energía, pero se soluciona
criando más hijos y necesitando de un hábitat estable. Pero todo
ello requeriría la presencia del macho. Interesaría enamorar al
macho para poder criar un mayor número de hijos. Asímismo, se
produciría una concentración de las respuestas sexuales
individuales para que la hembra fuese sólo atractiva para un macho.
La formación de parejas
tiene un carácter exclusivo de supervivencia y el núcleo familiar
debe ser lo más reducido posible y la evolución de la particular
anatomía de las hembras empieza con el género Homo.
Todo justifica que las
hembras recibían un excedente alimenticio a través del intercambio
energía protéica - sexo.
Para obtener ayuda a
cambio de sexo, las hembras debería hacer valer su condición de
individuos sexualmente activos, y si los machos fuesen cazadores, los
más avezados tendrían más posibilidades y esto se podría traducir
en los físicamente más desarrollados. Todo esto justifica el patrón
físico elegido por la hembra.
Estos argumentos se
pueden objetar atendiendo a que la caza requeriría el esfuerzo
colectivo, y la hembra podría recompensar a varios machos fértiles.
Entonces la reproducción se basaría en el número de coitos.
Los machos observarían
en el aspecto de las hembras los indicadores de fertilidad (
proporción cadera - cintura 0,7 ) y se produciría el concepto
“survival of the prettiest”
(supervivencia de la más guapa) usando la acepción darwiniana de
survival of the fittest (supervivencia del más apto) como trasfondo.
Pero la hembra
desempeñaba un papel muy activo en la selección de los machos, si
la dieta se basaba en la caza o el carroñeo las hembras hubieran
elegido a los más fuertes y sanos, ya que garantizarían mejor el
abastecimiento regular de recursos y la defensa de las crias. El
actual dimorfismo no tiene porqué vincularse a una conducta monógama
y vendría dada por la certidumbre de la paternidad de las crias. En
este caso, un modo de atracción epigámica se habría provocado una
respuesta individualizada, no porque sólo se provocase la atracción
de un sólo macho, sino porque en el proceso de selección entre
machos y hemberas se habría generado alianzas que resultarían en
núcleos familiares.
Algunos estudiosos
contemplan la alianza temporal durante el tiempo de máxima demanda
energética de las crias ( 4 - 5 años ) y luego un decaimiento pero
tiene algún indicio de razonabilidad en los tiempos actuales y
pudiera justificar la alta tasa de divorcios.
nota.- los editores del
curso se reservan el derecho a no compartir las opiniones de los
autores originales del texto.
EPÍLOGO
Darwin propuso que el
consumo de carne fue el elemento que más
influyó en la hominización. todo esto se denomina la Hipótesis
de la Caza y fué ampliamente difundida hasta la mitad del S:
XX pero no fue hasta 1968 cuando se recibe el respaldo con la
publicación del libro El Hombre Cazador
donde se demostraba que la caza habría permitido al hombre adaptarse
a todos los ecosistemas y junto con los trabajos de Jane Goodall con
los chimpancés se demostró que éstos eran eficaces cazadores.
A partir de los años 70
y 80 del siglo pasado se empieza a contemplar a los homínidos como
carroñeros marginales, a todo esto se debe incorporar el debate
feminista: el hombre cazador frente a la mujer recolectora.
No obstante,
independientemente de cualquier tipo de interpretación sexista: la
humanidad ha llegado donde está gracias a nuestras abuelas y abuelos
evolutivos, indistintamente.
En el género humano se
debe reconocer el papel activo y dinámico jugado por las hembras en
el proceso de selección sexual. No importa qué macho gane la puja
por acceder a la hembra, ésta copulará con quien ella quiera.
El género humano ha
inventado una sexualidad placentera única orientada según los
parámetros de la selección sexual pero la cultura ha inventado un
mecanismo para hacer frente a dichos parámetros.
En psicología evolutiva
la belleza es el mayor estímulo de atracción sexual, por encima de
cualquier otra característica, pero no hemos de olvidar la necesidad
del éxito social.
Por tanto, las
decisiones socioeconómicas, desprendidas de las biológicas que
regulan la atracción física, explican el alto porcentaje de
conductas poligámicas en el patrón universal de monogamia y si nos
observamos al espejo de la sociedad actual, vemos que el patrón
físico deja mucho que desear en detrimento de los factores
socioeconómicos.
En conclusión: la
última enseñanza que cabe es que nos resultaría imposible alzarse
contra la fuerza de algo que llevamos muy dentro y que aún nos
cuesta trabajo entender. FIN
MÓDULO 1.- LA PERCEPCIÓN OLFATIVA TEMA 12 EL ORIGEN SEXUALIDAD 1ª P
EL
ORIGEN DE LA ATRACCIÓN SEXUAL HUMANA
-
1ª parte -
18/02/2015
José
Luis Vaquerín - Nez -
“Ninguna
hembra de ninguna otra especie con reproducción sexual hace el amor
con la misma frecuencia que la hembra humana..... somos una especie
consagrada a la sexualidad. ¿Por qué? Porque la hembra humana es
capaz de una excitación sexual constante y de provocar idéntica
excitación en los machos”
En
ser humano es la única especie que disfruta de una conducta
reproductiva basada en un modo de atracción entre ambos sexos
regulado por ciertos rasgos y proporciones físicas que no se
encuentran sujetos a actos de temporalidad.
Esto se denomina Sistema
de Atracción Epigámica, es decir, en la especie
humana nos sentimos atraídos los unos a los otros porque nos
encontramos físicamente atractivos. No dependemos de los periodos de
emisión de olores y nos apareamos constantemente debido a la
atracción física.
Una de nuestras
preocupaciones fundamentales es ser atractivos, ya que nos
abre la puerta al mantenimiento regular de las relaciones sexuales
que tanto deseamos y para las que nos encontramos contínuamente
dispuestos.
Somos una especie
sexual, y a pesar de ser una de las especies más caras (en
cuanto a términos de necesidad energética ) somos la especie con
mayor éxito reproductivo entre los primates. Este éxito se basa en
el establecimiento de alianzas prolongadas, que han permitido
acortar el espaciamiento entre partos y hacer frente a las
necesidades energéticas de una especie cara.
Para sobrevivir, los
organismos deben obtener alimento y de otra parte deben huir de los
enemigos. En la reproducción el macho deposita los genes tras un
periodo de pugna con otros machos. El aspecto menos importante en
interacción social es el comportamiento alimenticio, pues cada
individuo se alimenta según consigue los nutrientes. En lo que
concierne a la actitud frente a los riesgos de predación se
establece una relación social mediante convivencia gregaria
(debido a la mayor capacidad de detección y de rechazo de los
peligros).
Los efectos de las
características reproductivas de una especie se traducen en
diferentes modalidades de estrategias sexuales, que son condicionadas
de modo recíproco, por el tipo de interacción social que regula las
relaciones del grupo.
La finalidad de estas
estrategias es dar continuidad a la especie:
- estrategia r: descendencia abundante, poca atención
- estrategia k: poca descendencia, mucha atención.
En los mamíferos, es la
madre la que se encarga de las crias y el periodo de maduración de
las crias es de unos 3 años. Se aprecian 2 posturas distintas:
- animales herbívoros: alumbramientos anuales, una cria por parto.
- animales carnívoros: alumbramiento anual, varias crias ( 3 -12 )
La separación entre
alumbramientos condiciona la disponibilidad de efectivos, y unos
alumbramientos anuales aportan más miembros a la comunidad que los
que alumbran cada 2 - 3 años.
Los primates tienen un
periodo de crecimiento mayor de 4 años y la dependencia de los
progenitores provoca unos espaciamientos mínimos entre
alumbramientos sucesivos mayor de 2 años.
El grupo de los
antropoides (orangutanes, gorilas y chimpancés ) tienen un periodo
de maduración entre 10 - 12 años, en el cual llevan a cabo una vida
social intensa u desarrollan las cualidades de su aprendizaje, tan
importante para el desarrollo de la inteligencia. Este aspecto
dificulta la frecuencia de concepciones: 5 años en el caso de los
gorilas y chimpancés y hasta 7 años en el orangután.
Por tanto, en los
primates se da un doble compromiso.
- los periodos de crecimiento se alargan conforme aumenta la complejidad evolutiva de la especie.
- los espaciamientos entre concepciones sucesivas se incrementan también de manera acorde con la progresión evolutiva, pero manteniéndose un aumento más limitado.
La estrategia k en pro
del incremento de la inteligencia impone la restricción de precisar
más cuidados y un periodo de convivencia con la madre más
prolongado. En la especie humana los periodos de crecimiento se
sitúan entre los 18 - 22 años y a diferencia de otros primates, la
probabilidad de concebir anualmente, aunque normalmente sea de 22
meses.
La claye de que nuestra
especie haya dilatado su maduración y desarrollado mayor
inteligencia, reduciendo el espacio entre alumbramientos se debe a
que ha alterado de manera radical el modo de interacción social, y
con él, las estrategias subsistenciales que regulan las relaciones
grupales. La hembra humana puede concebir con frecuencia, pese a que
las crias tradan más en madurar y requieran mayor inversión
energética porque ha involucrado al macho de manera permanente en la
labor de crianza y porque el grupo mismo ha reforzado sus lazos de
reciprocidad y cooperación.
Esta formación de
asociaciones entre machos y hembras provoca que se posponga el
consumo de nutrientes y se aportan a focos centrales en los que se
distribuye la energía obtenida entre machos y hembras. Esto refuerza
los lazos sociales del grupo cooperando las diversas unidades
reproductoras ( macho - hembra ) entre sí para la obtención de
nutrientes y para la defensa. El ser humano se hizo cooperativo y
solidario y esto favorece la difusión energética que han producido
el triunfo evolutivo.
Sería interesante
ubicar en el tiempo este cambio evolutivo con respecto a los primates
y el origen de los cambios biológicos debería buscarse en las
alteraciones que experimentaron fundamentalmente las hembras de esos
homínidos para incitar a los machos a un cambio radical en las
conductas sociales y subsistenciales, con el fin de acoger una
progenie con mayor cerebro y una necesidad energética más amplia.
Esta nueva conducta
tiene su base en la aparición de una estrategia reproductora que
necesita el concurso de una nueva forma de sexualidad: la humana.
Para agenciarse una
ayuda más o menos permanente en la manutención de varias crias que
tardaban más en madurar, nuestras abuelas evolutivas tuvieron que
atraer a los machos con una recompensa sexual innovadora que fuese
suficiente para el establecimiento de las alianzas necesarias entre
ambos sexos.
En el resto de animales
existen rígidos patrones conductuales que regulan la respuesta al
instinto sexual y a la cópula mientras que la sexualidad humana es
un fenómeno excepcional. En la sexualidad humana cobran especial
relevancia las caricias, los besos, las miradas, la comunicación
visual y sonora que hacen de la unión corporal una especie de goce
sensual sin comparación en otras especies. La cópula, realizada
entre 20 - 30 minutos, conlleva un espectáculo excepcional culminado
en el orgasmo.
La especie humana se
puede aparear continuamente y no precisa periodos de celo.
Esta excepcionalidad de
la sexualidad humana debe prestar especial atención a los cambios
físicos experimentados por nuestro género en su evolución. La
hembra humana incorpora innovaciones con respecto al macho y a sus
congéneres evolutivos. Su principal característica es que la hembra
humana esta dotada para manifestar una receptividad y excitación
sexual constante. Es como si la naturaleza le aconsejara hacer el
amor todos los dias y lo sorprendente es que la hembra humana parece
estar especialmente adecuada para llevar a cabo tal consejo, ya que
no sólo puede hacer el amor de un modo asíduo, sino que sus
órganos sexuales producen un placer muy intenso. Un claro exponente
de la cualidad placentera femenina reside en el clítoris
que tiene la única función del goce. Procurando al excitarse
dilatación de todos los músculos vaginales y de las bolsas
esponjosas que rodean la abertura vaginal haciendo que tripliquen su
tamaño habitual. Esto hace que toda la zona genital quede
congestionada por la presión de la sangre. Y en la cópula, los
tejidos reaccionan y se contraen al fin para eliminar semejante
presión. Palpitan correlativamente la pared interna, los labios, el
clítoris y el esfínter del recto. Una vez terminado, acude un nuevo
flujo de sangre que aumenta la presión y se inicia de nuevo el
proceso. Todas estas contracciones regulares se conocen con el nombre
de orgasmo.
El hombre experimenta el
orgasmo en forma de erección del pene y posterior eyaculación que
devuelve la flaccidez al pene y vuelta a empezar. En la mujer no,
pudiendo ser sucesivos.
Otros rasgos de la
anatomía del hombre y de la mujer que hacen que la sexualidad humana
sea tan diferente son:
- la sensibilización tan extraordinaria de determinados órganos al estímulo táctil erógeno: órganos genitales, pezones, senos, labios e incluso los lóbulos de las orejas ( siendo curioso que los pabellones auditivos de los demás primates no tienen lóbulos )
- los labios son interesantes, ya que estan descubiertos y bien definidos por una línea de delimitación. su coloración encarnada es muy llamativa y la finura del tejido epitelial lo hacen una zona especialmente sensible.
- otro rasgo, es la posesión de senos, cuya forma esférica y voluminoas es difícilmente explicable. Carecen de función fisiológica. Son exclusivamente depósitos de grasa en torno a los pezones y glándulas mamarias que no desempeñan ninguna función en la lactancia. Parece ser que la posesión de voluminosas nalgas tenga una relación directa con sus senos.
La mejor explicación de
estas característica anatómicas es que sirvan como un conjunto de
señales visuales y puede explicarse con el argumento de que en el
momento sexual se utilizan o intervienen directamente o
indirectamente en el acto, o bien sufren alteraciones de tamaño y
color debidos a dicha actividad. Sin lugar a dudas, sabemos que
intervienen como zonas erógenas en la actividad sexual, pero otras
partes, con funciones primarias distintas, también intervienen en la
misma, las mejillas, el cuello, los hombros, la cintura, la zona
interna de los muslos, las nalgas y la parte interior de las rodillas
son consideradas en especial en la mujer, como zonas erógenas. A
pesar de ello, sabemos que estas partes anatómicas no deben la razón
de su existencia a su función sexual.
El sexo humano es una
compleja trama de mecanismos destinados a ofrecer un placer sensual,
además de la función reproductora y que puede ser disfrutado con
los 5 sentidos.
- Tacto: todo el cuerpo adquiere la característica potencial de ser una zona erógena versátil.
- Oido: durante el periodo precopulativo, copulativo y poscopulativo los mensajes emitidos por ambos individuos actuan como nexo que fortifica y vitaliza el acto en sí.
- Olfato: desempeña un papel relevante, actúa como un traductor de olores que ayudan a experimentar una mayor sensación placentero.
Nos podemos preguntar, tras observar las generalidades de la sexualidad humana, acerca de las razones de las diferencias con otros primates. Esto nos obliga a plantearnos si existe una sexualidad placentera en nuestros parientes evolutivos.
Esta cuestión es
extraordinariamente compleja y diversos estudios del orgasmo
confirmaron que éste no es sólo contracciones musculares sino que
la verdadera fuente del orgasmo está en el cerebro. Por tanto, el
orgasmo es una experiencia conjunta entre el cuerpo y la mente y como
tal, puede ser provocado por una estimulación de origen mental o
físico.
Hemos valorado que la
sexualidad humana es así, y el placer de ambos sexos, no es
necesario para la evolución. La respuesta es que en primates el
placer sexual viene marcado más por el acto de aplacar reacciones
biológicas que la búsqueda del placer o bien, las respuestas
sexuales pueden deberse a situaciones de carácter social.
Todas estas
apreciaciones nos indican que el placer humano se basa en las
características de una sexualidad epigámica que fueron catalizada
por las mujeres.
La aparición del género
Homo vino acompañada de cambios en los modelos de organización
social que indicaron que los machos y hembras se asociaran en
estrecha colaboración. Y posiblemente, detrás de esta asociación,
se encuentre un cambio de las relaciones sexuales, que habrían
actuado como punto de atracción para que el macho cooperase con la
hembra. Así pues, si la hembra fue el revulsivo de la aparición de
la conducta humana creando un nuevo tipo de asociación con los
machos, probablemente sirvió para inventar la sexualidad humana.
La individualización de
la respuesta sexual, su atemporalidad y su incitación mediante
formas de atracción epigámicas se incorporaron como nuevos
elementos del comportamiento, que habrían permitido el
establecimiento de lazos de relación más estables que los
observados en otras especies de primates.
Esta transformación se
llevó a cabo abandonando las feromonas como sistema de atracción y
sustituyéndolo por algo más permanente como los rasgos físicos en
lo que se conoce como Atracción Epigámica.
Para ello hubo que diferenciarse físicamente de los machos ya que un
macho se siente atraido epigámicamentede la hembra si ésta es
físicamente diferente de los demás machos.
La epigamia ( rasgos
físicos o dicho de otro modo la belleza física ) es un modo de
atraer permanentemente y para ello se deben separar los caracteres
entre machos y hembras.
Somos una especie de
sexos marcados e identificables y nos hemos convertido, de forma
epigámica, en deseables para el sexo opuesto. Esta sexualidad tiene
su motor en el cerebro más que en los genitales, lo que provoca una
explosión de imaginación y cada cópula es diferente. La fantasía
es parte integrante de nuestra sexualidad.
La sexualidad humana
aparece con la hembra humana, nuestras abuelas evolutivas iniciaron
una auténtica revolución al cambiar sus formas y empujó a los
machos a ayudar a las hembras en la crianza de la progenie en el
pasado remoto de nuestra evolución.
Para estudiar este
proceso debemos retrotraernos al pasado.
LA
EVOLUCIÓN DE LA SEXUALIDAD HUMANA
Se intenta explicar
segun determinadas razones biológicas y no mediante una conducta
aleatoria. Darwin sentó las bases de la Selección Sexual
y que a diferencia de la Selección Natural ( la lucha de los
organismos frente al medio ) sirve para seleccionar los machos más
fuertes y sanos. Se lucha por un único recurso: las hembras.
La teoría de la
Selección Sexual se puede contrastar con la observación de la
Naturaleza y se aprecia que existe una política de ahorro energético
pues la reproducción exige recursos energéticos considerables y
debe optimizarse. Uno de estos factores de optimización es mediante
el dimorfismo sexual y se manifiesta por igual en ambos sexos.
La expresión de la
Selección Sexual se realizaría con la llegada del celo, y las
hembras de posición jerárquica más elevada tratan de ser las
primeras en recibir los genes de los machos más fuertes.
En la actualidad existe
la creencia extendida de que los patrones de atracción física en
nuestra especie dependen del contexto cultural en el que nacemos,
pero no es así. Ya que en la absoluta totalidad de las etnias
humanas actuales se observa un factor común de atracción sexual:
a los hombres les atraen las zonas de los senos y el conjunto glúteo
- cadera - púbis de las hembras. Mientras, las mujeres se sienten
más inclinadas por el conjunto brazo - hombro - pecho y glúteo -
púbis de los varones.
Se aprecian diferencias
en los gustos de procedencia cultural pero se prefiere la proporción
de formas.
Debemos distinguir entre
atracción sexual y elección de pareja en las sociedades humanas
modernas por lo que nos fijaremos sólo en la atracción sexual.
Se intenta equiparar
juventud con la belleza personal y las mujeres seleccionan en un
principio a los hombres más deseables ofertando su belleza para
conseguir una relación más estable que garantice la formación de
un núcleo familiar de descendencia.
Se piensa que el hombre
confiere más importancia a la belleza que la mujer, pero no es así,
ya que los orgasmos que provocan contracciones en el útero ayudan a
conducir el esperma y favorecer la procreación. Y a su vez, estos
orgasmos se relacionan directamente con la atracción que sienten las
mujeres hacia el macho. Todo esto explica que existe una Selección
Sexual sobre la base del atractivo. Además se ha estudiado que
las fantasías de la mujer son directamente proporcionales al grado
de asimetría de los hombres, es decir, su atractivo físico.
Por consiguiente,
hombres y mujeres se sienten sexualmente atraídos por lo mismo: la
belleza física. Este patrón de atracción incentiva
un acceso fácil al establecimiento de relaciones sexuales y una
mayor facilidad para la procreación al facilitar el orgasmo.
Hay que destacar que las
mujeres, durante la ovulación, se ven atraídas por hombres de
aspecto más viril.
Esto sugiere que en el
pasado, las mujeres seleccionaban los machos con cierto desarrollo
muscular.
Otro aspecto, es la
limitación de procrear un hombre con una sola mujer, ya que parece
no ser muy beneficioso en términos de Selección Sexual, y los
machos demuestran esta promiscuidad de forma que cuanto más
atractivos son menos proclives son a mantener relaciones estables.
Además, se ha observado
que los individuos más atractivos tienen su primera cópula antes.
Insistimos que esto no tiene nada que ver con la elección de la
pareja condicionado por criterios de índole cultural y no solo
biológicos.
Esta creencia es la
variabilidad de los criterios de belleza femeninos pero se ha
demostrado que sí existen patrones universales de belleza asociados
a las formas corporales, que en el caso de la mujer se asocia a las
distribuciones corporales de grasa y en el caso del hombre en las
distribuciones de masa muscular. Estas diferencias pueden explicarse
por factores hormonales (testosterona y estrógenos).
Se ha determinado que
los índices cadera - cintura de la mujer es un buen indicador del
status endocrinológico, reproductor y de salud. También se ha
relacionado este índice con el grado de fertilidad. Si el índice es
> 0, 8 se incrementa la dificultad de quedarse embarazadas.
Un nivel de estrógenos
alto incrementa una reducción del índice cadera - cintura y un
nivel alto de testosterona lo contrario.
Este índice también
puede ser un indicador fiable de determinadas enfermedades.
Se debe elegir los
individuos que faciliten la reproducción y que sean resistentes a
las enfermedades por lo que los patrones de belleza debería ser los
indicadores de estas cualidades.
El índice cadera -
cintura óptimo para estas funciones, en la mujer, es
0,7. Se ha demostrado mediante estudios empíricos que es
así y que es del agrado del hombre.
Se establece la
conclusión de que el nivel de grasa desempeña un papel esencial en
el grado de atractivo de la mujer como indicador de su estado de
salud, juventud y potencial reproductor. La necesidad energética
para la reproducción es uno de los contrastes más acusados entre
ambos sexos. La hembra produce energía para el desarrollo del feto y
continúa produciendo energía en forma de leche una vez que ya ha
nacido y son sólo utilizados los depósitos de grasa en la gestación
y en la lactancia.
Desde el punto de vista
selectivo, los hombres se sienten más atraídos por determinadas
formas femeninas debido a que las poseedoras de éstas conciben con
mayor facilidad, produciendo como resultado una descendencia más
abundante. La distribución de grasa ginoidea de las mujeres puede
percibirse desde cualquier ángulo y se aprecia con la observación
simple de los glúteos femeninos.
Otro de los aspectos
distintivos de la anatomía femenina son sus piernas y a partir de
éstas se puede predecir el índice de grasa cintura - glúteo.
Los senos actúan como
reclamo sexual, pueden variar los gustos por el tamaño en función
de las preferencias y de la cultura. Pero lo que es universal es que
a los hombres le gustan los senos con alto grado de tersura,
consistencia y dureza y estas cualidades se vinculan con los senos
jóvenes con la máxima expresión de su función lactante. El hombre
aprecia el potencial energético para futuras crias al margen de que
perciba un atractivo sexual. Se ha intentado determinar si existe
una relación idónea entre los senos, pero lo único que se ha
llegado a determinar es que las mujeres con un índice cadera -
cintura de 0,7 tienen unos senos con determinadas proporciones.
En el caso del patrón
de atracción de las mujeres, se percibe un contraste sorprendente.
La mujer no valora la grasa, ni su distribución preferente. Los
criterios de atracción se vinculan al desarrollo proporcionado de la
masa muscular. Se presta especial atención a la parte superior del
tronco (pecho, hombros, espalda superior y brazo ) y el área glúteo
- femoral. Se aprecia la delineación muscular y no el volumen (ya
que puede ir asociado a depósitos de grasa y no se considera
atractivo )
El volumen marcado
debido al músculo destaca mejor las formas de los pechos, la forma
más oblícua de la mayor parte de los hombros y más esférica de su
unión con el brazo, la triangulación de la espalda, que nunca se
logra por acumulación de grasa y la definición clara de los bíceps
y tríceps . Las razones de estas preferencias se pueden buscar en
que los hombres de carácter fibroso - muscular, indistintamente de
su peso, poseen un mejor estado global de salud en casi todos los
parámetros físicos: indicadores serológicos, ritmo cardiaco,
capacidad pulmonar, resistencia, sistema inmunológico, etc. Además,
poseen más fuerza.
continuara....
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