TEMA
4.- LAS TÉCNICAS DE LA OLFACCIÓN
16/01/2015
José
Luis Vaquerín - Nez -
Técnica de la
olfacción
En perfumería, al igual
que en otros campos especializados, es esencial disponer de unas
buenas técnicas. Todo perfumista debería adquirir una correcta
aproximación a las técnicas de la olfacción desde el principio. En
nuestros apuntes sobre este tema, partiremos de los puntos de vista
de nuestros maestros perfumistas: Paul Jellinek y Edmon
Roudnitska. Ambos escribieron como maestros experimentados,
aunque con perfiles profesionales muy diferentes.
Jellinek había
trabajado en la industria de los aceites esenciales y trató con todo
el sector de la perfumería, incluyendo el perfumado de todas las
especialidades cosméticas.
Roudnitska después de
sus actividades en la industria de los jabones y detergentes, se
estableció como free lance cerca de Grasse para desarrollar
perfumes finos.
A pesar de sus
diferencias, ambos maestros presentan numerosos puntos en común, ya
que sus apuntes tras el paso de varias décadas todavía son
totalmente válidos a día de hoy.
1.- El lugar
de trabajo
Acerca del lugar de
trabajo Jellinek escribió:
Es evidente que la
olfacción en un lugar bien ventilado es más fácil que hacerlo en
un laboratorio saturado de olores o en un lugar de lleno de polvo de
jabón.
El perfumista, por
consiguiente, debería disponer de una habitación separada, en la
cual pudiese tener su pupitre, sus libros, su formulario, y
permanecer lejano a los armarios de muestras o jabones altamente
perfumados y también totalmente alejado del trabajo del laboratorio.
Roudnitska dijo que un
test olfativo se debe llevar a cabo en un entorno sin olores,
de aire templado y humedad natural. La perfecta concentración
requiere soledad y calma.
La sustancia a testear
puede ser tornarse muy difícil en condiciones de excesivo frío o
sequedad, o en corrientes de aire.
No obstante, a pesar de
la última observación, el aire acondicionado es necesario en climas
cálidos. Donde no se necesite el aire acondicionado, se debe
proporcionar una adecuada circulación de aire en la zona de trabajo
del perfumista mediante un aporte de aire exterior, y creando una
ligera sobrepresión en la zona de trabajo, de forma que el aire
fluya al exterior desde el interior.
A pesar de trabajar a
una buena distancia de las zonas de fabricación no se debe descartar
una cierta impregnación de olor, de forma que el visitante ocasional
se sorprenda de este olor y sobre todo de que éste no interfiera con
el trabajo del perfumista.
Debido al extraño
fenómeno de la adaptación a largo plazo, el perfumista no
nota este olor base que ha llegado a ser habitual en la atmósfera de
la zona de trabajo, y sólo cuando el perfumista regresa a su puesto
de trabajo tras una larga ausencia de repente, es consciente de ello.
En los lugares donde la
calidad del aire sea un problema se deben instalar filtros de carbón
u de otros tipos en el sistema de ventilación.
Algunas empresas han
intentado crear condiciones ideales para la olfacción mediante la
construcción de cabinas para la olfacción con paredes de
metal o vidrio, en éstas se suministra aire que es desodorizado y
mantenido a una temperatura y humedad óptima y constante y sea
renovado rapidamente en los test.
Desde nuestra
experiencia, estas cabinas apenas han sido usadas por los
perfumistas, la esterilidad de la cabina crea una especie de tensión
que dificulta el trabajo. La habitación donde el perfumista hace su
trabajo debería ser funcional y decorada de forma que el ocupante se
sienta bien.
Las cabinas libres de
olor son utilizadas finalmente para la evaluación de ambientadores,
de suavizantes y de jabones. Para este tipo de tests son ideales.
2.- Las
muestras
Tanto Jellinek como
Roudnitska aconsejan la realización de olfacciones con soluciones
diluidas para evitar la sobrecarga de olor y la fatiga.
Dicho de forma así
suena bien, en teoría, pero surge la cuestión de qué tipo de
diluyentes utilizamos para la dilución.
Para el trabajo en la
perfumería alcohólica, obviamente utilizamos el alcohol. Y se debe
tener mucho cuidado en dejarlo evaporar completamente antes de
acercar el secante a la nariz, ya que la inhalación de alcohol
adormece temporalmente el sentido del olfato.
Para proyectos
relacionados con otros campos, la elección del diluyente se torna
problemática debido a que diferentes diluyentes afectan al
desarrollo del olor de un compuesto de diferente manera.
Idealmente, el diluyente
debería ser elegido en función de su similitud al producto base que
intentemos perfumar, pero en la práctica esto puede ser
extremadamente laborioso.
Casi todos los
perfumistas huelen materias primas y compuestos en su forma no
diluida, evitando la sobrecarga y la fatiga mediante la no inmersión
de los secantes de forma muy profunda, además confinan su olfación
a breves lapsos de tiempo con unas pocas inhalaciones.
Estas olfacciones
debería llevarse a cabo con la concentración de un karateka. La
olfacción irreflexiva y precipitada siempre se debe evitar.
Uno nunca debería
inhalar directamente del bote, porque esto inevitablemente adormece
el sentido del olfato durante un tiempo. No debiéramos inhalar un
material cristalino en su forma no disuelta, además de los riesgos,
el olor de estos materiales es grandemente distorsionado por trazas
de impurezas adsorbidas en su superficie. La inhalación de
materiales finamente divididos, tales como la vainillina, incluye un
riesgo añadido de inhalación de pequeños cristales directamente a
la nariz, y de esta forma uno destruye su capacidad de olfacción
durante un considerable periodo de tiempo.
3.- Muilletes,
secantes o tiras olfatorias
Roudnitska recomienda
secantes de 18 cm. Jellinek sugiere que al menos sean de 10 cm.
Actualmente, los secantes suelen ser de 13 - 15 cm y de una anchura
de 0,5 - 1 cm.
Roudnitska sugiere el
uso de secante de 1 cm de ancho y ligeramente curvado en sentido
longitudinal de forma que eviten su doblado.
También recomienda que
los secantes sean estrechos, lo cual facilita su inmersión en las
pequeñas aberturas de los frascos de muestras y minimiza la cantidad
de material a examinar.
El papel debe ser sin
tratar. Roudnitska recomienda un gramaje de 180 gr / m2.
Jellinek apunta que para el análisis de olor, el mejor espesor de la
tira secante es el que permite reconocer las distintas fases de la
olfacción, y mantiene los componentes más volátiles de una forma
menos tenaz.
En cambio, para la
presentación de un perfume a un cliente, se recomienda un papel más
pesado, es decir que sea más absorbente ya que mantiene la
composición mejor que uno delgado.
4.- La
olfacción
La nariz se adapta
fácilmente a un olor que no cambia. La olfacción activa es, por
consiguiente, una carrera contra el tiempo, un intento de conseguir
la máxima cantidad de información en un breve lapso de tiempo antes
de que la percepción se apague.
Siempre se debe hacer
con la máxima concentración. Los alrededores deben estar calmados.
El cuerpo debiera estar relajado y a gusto. Cerrar los ojitos ayuda a
evitar la distracción visual.
Toda la atención se
focaliza sobre las sensaciones de olor,. Si el objetivo es
identificar, Jellinek sugiere que se tengan preguntas precisas para
ser respondidas con un SI o un NO.
Si, por ejemplo, uno ha
reconocido una nota floral, y desea identificarla, uno se pregunta,
antes de llevar la tira olfativa a la nariz...
es jazmín...? si la
respuesta es No uno continúa...
es rosa?
es lirio del valle?
es madreselva?
es superman...??
y así, hasta que se hace
la identificación.
Si hay duda en la
respuesta de alguna de estas cuestiones, tal vez debido a que uno no
recuerda con suficiente claridad el olor de la flor en cuestión.
Entonces puede ayudarse volviendo a oler e inhalar del armario de
muestras el olor deseado ( recordamos que no directamente de la
botella ) para reforzar la memoria.
Tanto Roudnitska como
Jellinek manifiestan la importancia de guardar notas escritas de las
impresiones olfativas. Tal como establece Jellinek, si uno escribe se
ve forzado a la concentración y a expresar sensaciones de una manera
clara.
La claridad de la expresión requiere una clara descripción
de la impresión recibida.
El escribir
observaciones no sólo fuerza a uno a concentrarse y a oler sin
temor, ya que incluso ayuda a recordar el olor posteriormente. Aunque
la memoria de un olor que uno realmente conoce permanece durante toda
una vida, la imagen mental de un nuevo olor puede decaer rapidamente,
por consiguiente, la importancia, destacada por Roudnitska, de
escribir inmediatamente las impresiones.
Para evitar la fatiga
olfatoria, las sesiones deben incluir intervalos de descanso durante
los cuales se debe recuperar la mucosa.
Jellinek sugiere usar el
tiempo para estudiar. Roudnitska recomienda siempre que sea posible,
que el examinador salga al aire libre para inhalar varias bocanadas
de aire fresco y tomarse una cervecita antes de volver al tajo. No
siendo recomendables muchos aperitivitos.
En un establecimiento
industrial, esta práctica puede causar asombro porque hay muchas
envidias y en contrapartida puede ser una buena alternativa subir
unas cuantas escaleras que estimulen la respiración profunda y la
activación de la circulación sanguínea ya que parece aclarar la
nariz.
Vuestro profesor
prefiere el aperitivito y aclarar el gaznate con una cervecita ; )
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