TEMA 2.- INTRODUCCIÓN TÉCNICA A LA PERFUMERÍA
09/02/2015
José
Luis Vaquerín - Nez -
Aromacología: Perfumería y Psicología
En primer lugar, dado
que el arte del perfumado - por ahora sólo hablaremos de éste -
tiene la misión de despertar o incrementar con nuestros productos
una sensación física de placer, debemos plantearnos la siguiente
cuestión:
¿ cómo se pueden
despertar en nosotr@s sensaciones
agradables ?
Podemos responder a
nuestra pregunta con la siguiente contestación: podemos percibir
agradablemente las distintas cualidades que poseen los objetos vivos
e inanimados que entran en el campo de nuestros sentidos haciendo que
podamos percibirlas físicamente. Es decir, podemos provocar
estímulos.
De las sensaciones
placenteras que podemos provocar con nuestros estímulos se pueden
distinguir las provocadas por la observación de una bella imagen, el
escuchar sonidos gratos, el gusto por los buenos sabores y por
supuesto con el olfato de los olores agradables.
Por consiguiente, la
percepción de un olor agradable que parte de un objeto cualquiera, o
de otras personas o de nosostros mismos (los emisores de olor
) pueden despertar sensaciones placenteras en nuestro entorno y en
nosotros mismos.
Para conocer lo que
desginamos como un olor agradable en una percepción olfatoria
podemos comprenderla si lo expresamos por pasiva,
un
olor es agradable si lo que provoca en nosotros es una sensación
placentera.
Diversos autores han
intentado contribuir con definiciones sobre la presentación casual
de sensaciones por medio de percepciones olfatorias, por ejemplo con
el concepto de olor:
“Para
el reconocimiento del mundo exterior tienen escasa importancia las
percepciones olfatorias. Por el contrario, éstas estan en íntima
relación con la autoconservación, como lo demuestran los resultados
al convertirse en muy vivas las sensaciones de placer y disgusto. La
designación de olores como agradables o desagradables, lo cual, por
otra parte, es de índole puramente individual y por tanto
arbitraria, se basa, casi siempre en consideraciones hechas después
de la percepción olfatoria. Estas consideraciones cambian de acuerdo
con los estados fisiológicos del cuerpo. Por ejemplo, uno que esté
hambriento capta el olor de un manjar de manera sumamente agradable
en su olfato, en tanto que al harto este mismo olor le inspira
repulsión...”
Si bien es evidente que
no podemos dudar de la definición anterior podemos considerar que no
es una afirmación de extraordinaria importancia para nuestro
cometido.
En otro momento
describiremos nuestros estudios acerca de los Grupos Universales de
Olor, recientemente finalizados.
Vaquerín et al, 2015
Sin duda, el olor a
chamusquina nos previene de peligro de incendio, un olor penetrante
o agudo que nos alerta de sustancias corrosivas, un olor sofocante o
repulsivo que nos previene de la exposición a gases tóxicos, o un
olor pútrido que nos previene de manjares corrompidos.
Por el contrario, los
olores que nos inspiran placer, es decir que son agradables, actúan
de una manera relativamente rara al servicio de la autoconservación
o la alimentación, recordemos que los más importantes alimentos del
hombre no poseen, en su forma original, ningún olor o en su caso muy
débil.
En el sentido de la
fisiología moderna se distinguen 2 tipos de alimentos:
- alimentos puros:
leche, huevos, carne, legumbres, cereales y sirven, por su contenido
en albúminas, grasas e hidratos de carbono, casi exclusivamente para
aportar calorías al cuerpo humano, es decir para la alimentación
propiamente dicha.
En su estado crudo son
completamente inodoros o casi inodoros.
Dado que, por lo
general, los alimentos pueden ser mejor digeridos y aprovechados,
cuanto más a fondo esten mezclados con eficaces jugos gástricos y
que, al mismo tiempo, la cantidad y eficacia de estos jugos gástricos
producidos por glándulas de nuestro cuerpo dependen del buen sabor
de los alimentos, nosotros incrementamos el sabor de los mismos
mediante la preparación adecuada de nuestra alimentación..
asándola, tostándola o cociéndola dejamos que se formen las
sustancias tostadas aromáticas, o bien aromatizándolas con algunas
especias o ahumándolas.
- alimentos de
acción fisiológica, está compuesto por alimentos que
excitan, ante todo el apetito y el aprovechamiento de los alimentos.
Esto sucede - por ejemplo - en las frutas, cebollas, rábanos,
gracias a la acción de los aceites esenciales, ácidos y sales- los
cuales excitan la producción de nuestros jugos gástricos.
El olor de los alimentos
puros, si es que en realidad podemos comprobar el olor no puede ser
considerado, en ningún caso, como agradable, o a menos que en
nuestra percepción olfativa asociemos nosotros, por costumbre, la
imagen de los manjares condimentados o su buen sabor correspondiente.
Pero también los
alimentos de acción fisiológica poseen, sólo en casos
relativamente raros, un olor - como ejemplo de ello, citaremos las
fresas, moras y agrios lo bastante fuerte y agradable para
estimularnos. Sin embargo, casi siempre percibimos su aroma al
comerlos.
En otros casos, su olor,
lo mismo que en los alimentos puros, es percibido agradablemente sólo
por el hecho de que va unido al recuerdo de un buen sabor, ya que sin
esta imagen no pueden ser considerados, en realidad, como de olor
agradable. Recordemos a modo de ejemplo, las cebollas, rábanos,
pepinos, y los distintos tipos de verduras.
Las conclusiones que
acabamos de valorar nos deberían bastar para demostrar que los
buenos olores juegan un papel relativamente pequeño en el campo del
impulso de la conservación o alimentación.
Sin embargo, tanto más
importante es su función puesta al servicio del instinto de la
especie, de reproducción o sexual.
Estos fenómenos puede
observarse en el reino vegetal, en el tiempo de la madurez sexual,
las flores desarrollan todo su aroma para atraer con él a los
insectos, los cuales, como portadores del polen de las flores,
facilitan la fertilización y con ello, la reproducción.
El órgano olfatorio de
los insectos, situado en sus antenas actua en ellos al instinto de la
alimentación. Su función en la vida sexual es conocida, y ha sido
demostrada repetidamente de modo experimental, dado que su capacidad
de reacción, casi inconcebible para nosotros, o su radio de acción,
en muchos casos de km, nos parecían increibles.
Menos desarrolado que en
los insectos, pero, por lo general muy superior al del hombre, es el
sentido olfatorio de las especies de animales superiores, en las
cuales, en la época de apareamiento (celo) está completamente al
servicio del impulso sexual.
Nos es desconocido el
papel que jugaba el sentido olfatorio en la vida sexual del hombre
primitivo. Sin embargo, la observación de costumbres de pueblos poco
civilizados permiten llegar a la conclusión de que al olfato le
compete una importante función en el apareamiento de los sexos (ver
el capítulo correspondiente al origen de la sexualidad humana
1º parte 2ª parte)
Así, por ejemplo, el
beso nasal, usado todavía entre los pueblos primitivos es,
probablemente, un recuerdo o quizá la forma aún activa del olisqueo
del individuo de la misma especie, la impresión del cual no esta
solamente determinada por sus formas visibles y a su vez, sino
también por su olor. ( Aún hoy, de una persona antipática decimos
que no podemos ni olerla)
En el baile y el abrazo
encontramos, en todos los pueblos y en todos los tiempos, formas de
atracción amorosa originada por una incrementada irradiación
olorosa debido al aumento de calor en la piel.
Que el olor del cuerpo
del hombre debe considerarse como un atributo sexual secundario,
puede probarlo una afirmación no hecha quizá en esta forma, y de la
exactitud de la cual no puede dudarse después de lo que vamos a
exponer a continuación:
1.- sólo al iniciarse
la pubertad se desarrolla en el hombre el olor corporal para el
individuo maduro sexualmente. Los lugares de formación del mismo,
aparte de los aparatos urogenitales en la mujer, son las glándulas
sebáceas.
En un estudio sobre
hormonas. Se califican las hormonas como sustancias olfatorias
erógenas formadas e irradiadas por el cuerpo humano maduro
sexualmente y se justifica esta caracterización con el hecho de que
estas sustancias odoríferas como sustancias mensajeras provocan un
importantes estímulos excitantes. La limitación de que el efecto
natural de las hormonas se debe limitar al organismo que las ha
producido se rechaza con los siguientes argumentos:
En tanto que hasta ahora
sólo eran observadas aquellas hormonas - que no son otra cosa que
productos del metabolismo - que despliegan su acción en el organismo
mismo, junto a estas endohormonas (es decir, internas ) juegan
también un importante papel las ectohormonas (las externas ). Éstas
no sólo son utilizadas y consumidas en el propio organismo, sino
también son cedidas hacia afuera, y ejercen sobre otro seres vivos
un influjo útil para el individuo productor de hormonas o para la
misma especie.
2.- Además de la
cabellera, las partes pilosas de la zona axilar y de la pelvis,
desarrolladas en el curso de la pubertad, asi como la barba varonil,
no sólo ejercen un efecto mecánico protector contra el frío y las
radiaciones, sino que también sirven como dispositivos de expansión
de olores al favorecer la evaporación de las secrecciones cutáneas.
Gracias a la irradiación
de las sustancias olorosas facilitada de esta manera, el
revestimiento piloso humano, en particular, la parte del mismo que
corresponde a su madurez sexual, está simultáneamente al servicio
de las funciones sexuales.
Algunos autores han
llamado la atención sobre este hecho y sobre análogos fenómenos en
el mundo animal, calificados como espolvoreadores de olores y las
relaciones de los cuales con respecto a la propagación de olores
sexuales esta fuera de toda duda.
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