TEMA 9 .- DROGAS Y CEREBRO. PSICOFARMACOLOGÍA
04/02/2015
José Luis Vaquerín - Nez -
El cerebro y sus
mensajeros
A lo largo del S. XX se descubrieron
numerosas drogas que producían unos efectos asombrosos sobre la mente y además,
se empezó a comprender el funcionamiento
molecular y celular del cerebro humano.
El descubrimiento de drogas que calmaban la
ansiedad, la excitación de las funciones mentales nos ha permitido comprender
el funcionamiento del cerebro humano. Las drogas antidepresivas, las ansiolíticas que
nos han liberado del sufrimiento.
El control del dolor o la producción de
euforia, la psicodelia, la analgesia... cuanto menos, vemos que el catálogo de efectos fisiológicos de
las drogas sobre el cerebro y por ende, sobre el ser humano son
verdaderamente amplias.
Nosotros no vamos a hacer un estudio detallado
de los mecanismos de actuación de las drogas, simplemente intentaremos
comprender cómo el efecto de la percepción aromática nos permite “sentir” sus efectos.
Obviamente, estos efectos fisiológicos tienen que ser placenteros o por lo
menos, generar bienestar. En este sentido, la generación de bienestar, o
sensación wellness es nuestro objetivo del estudio de los fundamentos de la Psicofarmacología del Perfume.
Aprovecharemos los estudios que han realizado
los farmacólogos para averiguar los mecanismos mediante los cuales los aromas
ejercen sus efectos mientras que los neurofisiólogos estudian la actividad
cerebral.
Principios básicos
que rigen la comunicación intercelular del cerebro.
Todas las drogas psicoactivas ejercen sus
principales efectos sobre las células individuales del cerebro, concretamente,
sobre los puntos de conexión entre ciertas células cerebrales en determinadas
partes del cerebro.
Dos son los tipos fundamentales de células que
constituyen la materia de la masa cerebral:
•
las neuronas: se cree que son los principales
portadores de información
•
las células de glía: con misión auxiliar
Ambos tipos de células se distinguen porque la
mayoría de las primeras poseen una prolongación filamentosa que las capacita
para comunicarse con otras neuronas, esas prolongaciones faltan
en la mayoría de las células gliales.
Aunque las células de la glía son alrededor
del 85% del total de las cerebrales, los científicos no saben con certeza su
función exacta. Parece ser que ayudan a la orientación de las
neuronas a lo largo del desarrollo, además de dar soporte metabólico a las
neuronas, retirando los productos residuales mediante una especie de bombeo que
saca los materiales excedentes del metabolismo. Y algunos autores piensan, que
desempeñan una función directa en el procesamiento de la información.
La propiedad más notable de la neurona es su
capacidad de transmitir
información desde un lugar del cerebro hasta otro más o menos distante.
Todo nuestro pensar y sentir son consecuencia de las conversaciones que
mantienen en el cerebro más de 1010 neuronas. Para poder cumplir tal
función estan estructuradas de un modo muy singular.
Igual que el resto de las células, las
neuronas tienen un núcleo y en torno a él, un citoplasma, pero se diferencian
de las demás en que poseen axones, las prolongaciones que antes dijimos y que
proyectan la información hasta otras células a veces distantes.
Los axones pueden ser muy largos, las grandes
neuronas, llamadas células piramidales, situadas en la corteza ceebral, llegan
a extender sus axones hasta la parte
inferior de la médula espinal, o sea unos 120 cm!!. El final del axón, la
terminación nerviosa, puede dividirse nada menos que en 104 o más ramas,
cada una de las cuales puede entrar en contacto con una neurona receptora
distinta, proporcionando así gran diversidad de interconexiones neuronales.
Las terminaciones nerviosas entran en contacto
directo con los cuerpos celulares de otras neuronas directamente, o bien, lo
que es más frecuente, se relacionan con las dendritas, otro tipo de extensión neurocelular. De
una neurona típica brotan hasta 104 o más dendritas, cada dendrita puede
recibir el mensaje de numerosas neuronas. Si consideramos las muchas dendritas
que en cada neurona reciben mensajes, los millares de ramas distribuidoras de
mensajes que hay al extremo de cada axón y los miles de neuronas que contiene
el cerebro se puede comprender las razones por las que pueden procesar una
enorme cantidad de datos.
En el esquema de la acción nerviosa típica
(figura 1 ) un impulso que se produce en la dendrita o en la zona celular viaja
a través del axón en virtud de un proceso que es de carácter predominantemente
electroquímico. El interior de una neurona en reposo es eléctricamente negativo
con respecto a su exterior; si la neurona es excitada, el potencial eléctrico a
través de la membrana celular se anula y el interior dede la célula podría
inclusive, desarrollar una débil carga positiva. Antes de la excitación la (Na+)
es mayor que 25 veces la (Na+) del exterior del axón y el cambio de
carga entre ambos lados promueve la entrada
de Na+ hacia el interior de la célula.
La afluencia repentina de iones sodio hacia el
interior en una zona del axón inicia un cambio de las propiedades eléctricas en
otra zona adyacente, lo que provoca una irrupción de iones Na+ en
aquel punto y propaga la onda de actividad electroquímica que se seguirá a lo
largo de todo el axón. Cuando esto ocurre se dice que la célula “se dispara”. El
proceso es bastante rápido, de unos 50 m/s en algunos axones y se parece al
paso de una corriente eléctrica por un cable.
A esta “conducción axónica” se le conoce con el
proceso de todo o nada,
el impulso recorre el axón o no lo recorre. Además, la base iónica del flujo de
impulso axón abajo ( incluída la identidad de los iones implicados ) es la
misma para todas las neuronas del cerebro. Así, una droga que se interpusiese
en la conducción axónica prodría cortar la transmisión del impulso de casi
todas las neuronas cerebrales, con escasas y mínimas diferencias entre ellas a
este respecto.
Las materias primas odorantes narcóticas actúan
bloqueando la conducción axónica mientras que ninguna de las psicoactivas actúan
bloqueando la conducción axónica.
Al llegar un impulso a la terminación
nerviosa, se transmite el “mensaje”
a la neurona adyacente. Este suceso es la clave de la mayor parte del
procesamiento de información en el cerebro y, por supuesto, también lo es de
muchas materias odorantes. Durante muchos años se pensó que el impulso
eléctrico que pasaba a lo largo del axón se limitaba a saltar la brecha y fue a
partir de 1950 cuando se impuso el concepto de neurotransmisión química.
Transmisión
sináptica
Al principio no se pensaba que las neuronas
fuerna células discretas, se imaginaba el cerebro compuesto por una finísima
malla o red de filamentos nerviosos sin solución de continuidad. Así fue, hasta
que el insigne y glorioso científico español... ; )
D. Santiago Bernabeu.... perdón, quiero
decir...
D. Santiago Ramón y Cajal ( el que construyó
el Hospital del mismo nombre en Madrí, durante el reinado de Ana Botella....
creo ; )
Fue Ramón y Cajal el que presentó la estructura
cerebral de forma que los axones iban a parar a terminales discretas, quedando
cada célula nerviosa separada de las circundantes. Cajal introdujo la “teoría
de la neurona” indicando que el cerebro se compone de un gran número de
neuronas separadas capaces de comunicarse unas con otras.
La investigación más reciente ha sacado a la
luz los mecanismos específicos de la neurotransmisión y ha quedado demostrado
que ésta consiste en un proceso químico. ( figura 2 ).
En la terminación nerviosa, el impulso
eléctrico que llega hace que se libere un neurotransmisor, que es una sustancia química
cuya carga se difunde a través del hiato, o sinapsis, existente
entre la terminación y la adyacente célula nerviosa. Cuando el neurotransmisor
llega a la célula adyacente aumenta o disminuye la frecuencia de disparo de esa
célula - acortando o alargando los intervalos entre sus disparos, según se
trate de un neurotransmisor “ excitador” o de uno “inhibidor”.
La mayoría de los neurotransmisores se
sintetizan en el interior de la terminación nerviosa, desde donde son
liberados. Pero algunos neurotransmisores se sintetizan parcialmente en el
cuerpo principal de la célula, para su transporte posterior a lo largo del axón
hasta la terminación nerviosa. Como la mayoría de las sustancias químicas
especializadas del cuerpo, los neurotransmisores se forman a partir de otras
sustancias más simples que abundan y sirven para diversos fines. Los a.a. (aminoácidos) que
suministra una alimentación corriente son los precursores de muchos neurotransmisores cada uno
de los cuales es elaborado a partir de sus propios precursores mediante una
serie de pasos enzimáticos discretos.
NOTA.-
Se llama enzima
a la molécula proteínica que promueve una reacción química específica al encontrarse con una
o más moléculas diferentes. Al final de la reacción, la enzima en cuestión
suele permanecer inalterada.
Una vez sintetizados, los neurotransmisores
quedan almacenados en las vesículas sinápticas, que son pequeñas
estructuras esféricas del interior de las terminaciones nerviosas. Cuando llega
a esta terminación un impulso eléctrico, las vesículas sinápticas se
fusionan con la membrana externa de la terminación nerviosas y vierten
toda su carga de neurotransmisores en el hiato sináptico.
Dentro de la sinapsis, la molécula
neurotransmisora se halla ante muchísimos destinos posibles. Para los fines de
la transmisión, importa que esa molécula se difunda a través de la sinapsis y
se una a determinados puntos receptores que hay en las dendritas de la neurona
situada a continuación de la sinapsis. Los receptores son proteínas de la
membrana, fabricadas a la medida para reconocer las moléculas
neurotransmisoras, de la misma manera que una llave sólo se acopla a una
cerradura. La interacción del neurotransmisor con su receptor confiere especificidad al
proceso sináptico - un neurotransmisor no puede influir en una célula que
carezca de receptores para él - por
tanto, sólo determinadas células son afectadas para determinados
neurotransmisores. Las células que cuenten con mayor número de receptores para
un transmisor particular responderán con mayor intensidad que las dotadas de
menos receptores. Sin que sepamos bien como ocurre, cierto es que la
interacción neurotransmisor- receptor hace que en la membrana sináptica se
abran o cierren los canales de sodio, de potasio o de cloro. Es el paso de
sodio y otros iones a través de las membranas ( o el bloqueo de sus movimientos
) lo que da por resultado la excitación
o la inhibición de la célula. Debe advertirse, sin embargo, que
estos canales de iones
sinápticos se distinguen por entero de los canales de sodio axónicos
que comentábamos anteriormente.
El que se produzca excitación o inhibición
depende de la naturaleza química del neurotransmisor que entre en juego, del
tipo de receptor que lo reconozca y del tipo de canal iónico vinculado a ese
receptor ( figura 3 y figura 4 ).
La transmisión sináptica es rápida y breve.
Tan pronto como el neurotransmisor interacciona con su receptor, se le quita de
en medio para que deje el campo libre y permita que la siguiente ráfaga de
moléculas transmisoras cruce la sinapsis
e inicie un nuevo impulso neuronal. Se han descubierto varios mecanismos activadores (
figura 5 ). Algunas especies de neurotransmisores son destruidos por enzimas
situadas en las inmediaciones de la sinapsis. Lo habitual, sin embargo, es que
los neurotransmisores tornen, por bombeo, hacia el interior del axón que les ha
liberado. La membrana de la terminación
nerviosa tiene una zona que reconoce a
su tipo particular de neurotransmisor y activa un sistema enzimático demandante
de energía que reabsorbe el transmisor hacia el interior del axón. Gracias a
este mecanismo recuperador, la terminación nerviosa cuenta con un medio de
conservar las moléculas neurotransmisoras y de utilizarlas una y otra vez. En
algunas situaciones, las células de la glía utilizan una bomba parecida para
apartar del espacio sináptico las
moleculas transmisoras.
Luego que un neurotransmisor es reconocido por
un receptor de la neurona postsináptica, ocurren muchas cosas. Ciertas
alteraciones celulares - a las que se suele llamar “segundos mensajeros”
porque median entre el mensaje original y su efecto último sobre la célula
nerviosa - han de traducir el reconocimiento del neurotransmisor por el
receptor a un cambio de la frecuencia de disparo y de la actividad metabólica
general de la neurona. Algunos receptores de neurotransmisores estan
directamente vinculados a determinados canales iónicos que actuan como segundos
mensajeros. Pero en muchos casos intervienen sistemas bioquímicos para llevar
el mensaje. El segundo mensajero que mejor se conoce es el AMPcíclico ,
la función que desempeña en la neurotransmisisón se esquematiza en la figura 6.
Muchos neurotransmisores estimulan la
formación de AMPcíclico a partir de su precursor, el ATP, que es
también la principal fuente de energía de nuestro cuerpo. En estos sistemas, el
reconocimiento de un neurotransmisor por su receptor estimula indirectamente la
actividad de la adenilatociclasa,
enzima que sintetiza, a partir de ATP, AMPcíclico.
En el efecto de la interacción transmisor -
receptor sobre la actividad de la adenilatociclasa interviene otro eslabón más
de la cadena de comunicaciones: ciertas proteínas, llamadas proteínas de enlace
GTP ( porque unen el nucleótido trifosfatode guanosina ), facilitan que el
reconocimiento del neurotransmisor por el receptor se traduzca en un cambio del nivel de
actividad de la adenilatociclasas en la neurona. Mientras algunos neurotransmisores
intensifican la actividad de la adenilatociclasa, otros influyen en la
actividad celular disminuyendo la de aquella. El que un neurotransmisor
determinado estimule o inhiba la adenilatociclasa depende del tipo de proteínas
de enlace GTP que estén vinculadas a su receptor. Se ha comprobado que la
formación del AMPcíclico la regulan 2 tipos diferentes de proteínas
de enlace GTP: uno especializado en estimular la adenilatociclasa y otro
especializado en inhibirla.
El
AMPcíclico estimula la fosforilación de ciertas proteinas en las
células, esto significa que los iones fosfato se enlazan con las proteínas,
proceso considerado como eslabón clave en el sistema del AMPcíclico como
segundo mensajero. Diferentes proteínas son fosforiladas en diferentes células
destinatarias. Las proteínas fosoforiladas actúan directamente sobre los
canales iónicos de la célula nerviosa. La finalidad última del sistema del
segundo mensajero consiste en fosforilar una determinada proteína y con ello,
regular una función celular concreta. Así es como se expresa el “mensaje” del
neurotransmisor.
Otro sistema de segundo mensajero de parejo
interés es el del ciclo
fosfoinosítido, de reciente identificación. Los fosfoinosítidos
son sustancias químicas en cuya estructura hay azúcares y lípidos. Se
sintetizan en una compleja serie de reacciones enzimáticas, algunas de las
cuales producen la fosforilación de ciertas proteinas celulares. Así, el ciclo
fosfoinosítido y el sistema AMPcíclico cumplen una función similar
de segundo mensajero, a saber, la fosforilación de determinadas proteínas. Todo
esto, aún no se conoce bien.
Drogas y
Neurotransmisores
Las drogas influyen de muchos modos en el
proceso de la transmisión sináptica ( figura 6 ) como todos los
neurotransmisores han de sintetizarse de moléculas precursoras y en presencia
de determinadas enzimas, la dorga que inhibiese la actividad de una de estas
enzimas impediría la formación de neurotransmisores. Por ejemplo, hay ciertos
odorantes que bloquean la formación de noradrenalina, que es un neurotransmisor
que eleva la presión de la sangre mientras que hay otros odorantes que la
favorecen.
También hay drogas que impiden el
almacenamiento de neurotransmisores, provocando que fluyan de las vesículas
sinápticas. Una vez fuera de éstas, los transmisores son degradados por
enzimas, con lo que la terminación nerviosa queda desprovista de moléculas
mensajeras.
Otras drogas afectan a la liberación de
neurotransmisores desde terminaciones nerviosas. Algunos de estos compuestos,
que tienen una estructura química parecida a la del neurotransmisor, se
introducen en las vesículas en vez de las moléculas transmisoras y desplazan
éstas empujándolas hacia la hendidura sináptica.
Algunos agentes odoríferos actúan inhibiendo
las enzimas que degradan las moléculas neurotransmisoras, con el consiguiente
aumento de los niveles de transmisor y le ayuda a la transmisión sináptica.
Algunos olores suspenden la acción de la monoaminoxidasa, enzima que degrada
los transmisores responsables de la regulación de los estados de humor. Otras
drogas facilitan la transmisión sináptica bloqueando el proceso de inactivación
recuperadora.
Por último, la actividad de interés más común
de un activo odorante quizá sea la de influir en el receptor de un
neurotransmisor. Ciertos olores recuerdan la estructura química del
neurotransmisor e imitan sus efectos en los receptores. Hay olores que pueden
ocupar el receptor sin causar ninguna respuesta de segundo mensajero en el
interior del nervio. Estas no alteran directamente la excitación nerviosa,
antes bien, bloquean los efectos de las moléculas neurotransmisoras cerrando
sus accesos a los receptores.
Al estudiar los efectos de un olor sobre un
neurotransmisor debemos conocer tambien en qué lugar del cerebro actúa. Las distintas partes del
cerebro, y las neuronas están organizadas en circuitos que dirigen mensajes
hacia las diversas zonas de un modo ordenado y significativo. La corteza cerebral, por
ejemplo, es la sede de la percepción y del pensamiento lógico, así como de
ciertos aspectos de la actividad motora; las zonas extrapiramidales, bajo la
corteza, integran la información necesaria para producir el movimiento, que
cerebelo coordina; el sistema límbico da colorido emocional a nuestras
percepciones y pensamientos, alertándonos acerca de los que merecen mayor
atención (figura cerebro )
Acetil colina. Modelo de neurotransmisor
La acetil colina fue el primer
neurotransmisor que se logró identificar y ejemplifica los rasgos generales del
proceso de la neurotransmisión. Se demostró con corazones de ranas y afectaba
al ritmo carciaco. Se sintetiza en los nervios en un sólo paso enzimático a
partir de la colina y de la AcCOA ( forma activada del ácido acético ) 1920
Noradrenalina
Acelera el corazón, dilata los bronquios y
sube la tensión arterial. 1930
Dopamina
Actividad motora. 1958
Serotonina
Sensación bienestar.
Encefalinas
Dolor
Sustancia P
Transmisor de las neuronas sensoriales
asociadas al dolor.
GABA
Poderoso inhibidor.
Glicina
Inhibidor
Ácido Glutámico
Excitante. Estimula las neuronas.
Histamina
Regula la conducta emocional, produce
somnoliencia.
EFECTOS NEUROFISIOLÓGICOS DE LOS ACTIVOS ODORANTES.
MECANISMOS DE ACTUACIÓN.
Narcóticos
Alivian el dolor e inducen cálidas
sensaciones de tranquilidad y bienestar. Se utilizaban aromas narcóticos con
fines placenteros y medicinales, ya que provocaban una sensación de placidez
seguida de somnoliencia y de sueño. La naturaleza de la euforia que provocaban
los olores narcóticos difiere de la excitación
que provocan los aromas cítricos: Hay aromas que proporcionan sensaciones de
felicidad.
Se piensa que los olores narcóticos tienen
receptores específicos, existen antagonistas que actúan sobre el proceso
respiratorio.
Se descubrieron en los años 70 del siglo
pasado y gracias a este descubrimiento
se pudieron comprender los efectos agonistas y antagonistas de distintos
olores.
Olores
modificadores del talante
Todos nos hemos sentido tristes en alguna
ocasión, a veces esta tristeza se hace infinita y se convierte en una
patología. Esto no es más que un trastorno del ánimo, lo contrario de la mania.
Existen olores energizantes inhibiendo la monoaminooxidasa.
Estimulantes
Existen numerosas referencias de activos
aromáticos que presentan propiedades psicoactivas y han sido utilizadas por las
diferentes culturas para divertirse, relajarse y autodescubrirse.
Estos activos son de efectos alertadores ya
que avivan el tono general y agilizan el entendimiento y a priori, son buenos
para aumentar el rendimiento general y presumiblemente, de aliviar la tristeza.
Tranquilizantes
Normalmente la ansiedad constante controlada
sea algo bueno, pero en ocasiones, no lo es tanto. Para nuestros antepasados,
la ansiedad o el miedo los ayudó a la supervivencia, ya que el aceleramiento de
los latidos del corazón hacía que fluyese más asngre hacia los brazos o las
piernas para hacer frente o huir del enemigo. Pueden existir receptores
específicos en el cerebro.
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